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SZPONZORÁLT
In a difficult week for Los Angeles, we hope this episode can provide a little bit of respite. Jessica Shaw is joined by Keely Flaherty from Tudum for a deeper dive into the gripping limited series, American Primeval , starring Betty Gilpin and Taylor Kitsch. Then also talk about the delightful return of Cameron Diaz and Jamie Foxx in the new action comedy, Back in Action , directed by Seth Gordon. Follow Netflix Podcasts for more and read about all of the titles featured on today’s episode exclusively on Tudum.com .…
Tras el derrocamiento de Assad, ¿terminará el sufrimiento en Siria o comenzará de nuevo?
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Amy Goodman y Denis Moynihan El Gobierno sirio ha sido derrocado y el dictador Bashar al-Assad ha huido a Moscú. Assad y —antes de él— su padre, Hafez al-Assad, gobernaron Siria con extrema brutalidad durante más de 50 años. Tras el derrocamiento del régimen a manos de varias facciones rebeldes, la secretaria general de Amnistía Internacional, Agnes Callamard, afirmó en un comunicado: “La población siria ha estado sometida a una larga lista de terribles violaciones contra los derechos humanos, que han causado un sufrimiento humano indecible y de enormes proporciones. […] Es preciso aprovechar esta oportunidad histórica y reparar las graves violaciones contra los derechos humanos cometidas durante décadas”. La población de Siria se ha volcado a las calles y está derribando todo vestigio visible del régimen de Assad, se han abierto las innumerables cárceles establecidas por el régimen y liberado a miles de personas que estaban sometidas a condiciones horrorosas de confinamiento. El grupo armado que lideró la ofensiva final, Hayat Tahrir al-Sham, o HTS, era hasta hace tan solo una década un aliado de al-Qaeda, y Estados Unidos, la Unión Europea, el Reino Unido y Turquía siguen considerándolo una organización terrorista. El líder del grupo, Abu Mohammed al-Jolani —que ahora se identifica con su verdadero nombre, Ahmed al-Sharaa—, afirmó que está centrado en reconstruir el país de forma inclusiva. Ahora bien, la pregunta es: ¿permitirán Estados Unidos y los principales vecinos regionales, como Turquía e Israel, que los sirios construyan el Estado independiente que se merecen? La arquitecta y escritora siria Marwa Al-Sabouni habló con Democracy Now! desde Homs, poco días después de que esa ciudad fuera liberada gracias a la ofensiva relámpago del grupo armado Hayat Tahrir al-Sham: “La atmósfera general [que se percibe aquí] es de alivio, de alegría, de celebración, pero también se siente un trasfondo de aprensión e incertidumbre. […] A nuestro alrededor se presentan varios peligros, principalmente en relación con las potencias extranjeras, que estudian con atención el mapa de Siria, proponen su división y planifican su futuro, aprovechando el vacío [de poder] y la ausencia de referentes sirios en la escena política del país, producto de [años de] opresión”. Por su parte, el académico y activista suizo-sirio Joseph Daher dijo a Democracy Now!: “Por primera vez en décadas, la población siria tiene la esperanza de construir una sociedad más igualitaria y democrática de cara al futuro. Obviamente, hay miedo, pero ese miedo ha sido una constante durante las últimas cinco décadas. […] Será necesario reconstruir un movimiento democrático, nuevas organizaciones populares, sindicatos y organizaciones feministas, y, a través de la lucha desde abajo, forjar el alumbramiento de una estructura política alternativa”. Mientras el pueblo sirio reacciona en las calles a su frágil y nueva libertad, Israel ha emprendido una feroz ofensiva contra Siria. Las fuerzas armadas israelíes han llevado a cabo casi 500 ataques en diversas partes de Siria contra lo que Israel afirma que son “objetivos militares” y se han adentrado aún más en territorios que mantienen ocupados desde hace décadas, como los Altos del Golán y las laderas del monte Hermón. Gideon Levy, columnista y miembro del consejo editorial del periódico israelí Haaretz, escribió el jueves: “No debemos pasar por alto el daño fatídico que este horrible saqueo podría conllevar a largo plazo. […] La apropiación de este territorio por parte de Israel le traerá consecuencias de seguro. Estos arrebatos territoriales serán el pretexto para otra guerra. […] Y terminarán convirtiéndose en una nueva herida que nunca sana”. Joseph Daher afirma que Turquía y sus ataques contra la población kurda del norte de Siria, así como las acciones de Israel son amenazas inminentes para una Siria nueva y libre. Durante la conversación que mantuvo con Democracy Now!, Daher expresó al respecto: “Israel no tiene ningún interés en que se produzca un proceso de democratización en Siria, ni en el resto de Medio Oriente, ya que sabe que eso generará más apoyo a la causa palestina”. Según Daher, los ataques militares tienen dos propósitos: “debilitar el futuro Estado sirio y también enviarle un mensaje político a quien asuman el poder en Siria, advertirles que cualquier tipo de posición hostil y beligerante hacia Israel será respondida con ataques”. Además de las rivalidades entre las diversas facciones sirias y los ataques de Israel y Turquía, Rusia cuenta con dos importantes bases militares en Siria, que aspira a conservar, mientras que Estados Unidos también tiene personal militar desplegado allí. Estados Unidos ha ocupado territorio sirio desde al menos 2016, con el aparente objetivo de entrenar y abastecer de suministros a diversas fuerzas locales, para combatir al Estado Islámico, pero también para ejercer control sobre los yacimientos petrolíferos de Siria. En un informe enviado al Congreso estadounidense el 6 de diciembre, según lo establecido en la Resolución de Poderes de Guerra de 1973, el presidente Biden escribió: “Una pequeña representación de las Fuerzas Armadas de Estados Unidos permanece en lugares de importancia estratégica de Siria para llevar a cabo operaciones, en colaboración con fuerzas locales terrestres previamente examinadas”. Al igual que Israel, Estados Unidos también bombardeó diversos objetivos tras la caída de Assad. El Mando Central del Ejército de Estados Unidos (CENTCOM, por sus siglas en inglés), declaró en un comunicado de prensa: “El 8 de diciembre se llevaron a cabo decenas de ataques aéreos de precisión contra campamentos y milicias del Estado Islámico en el centro de Siria”; y posteriormente, tal como es habitual en sus informes, agregó: “No hay indicios de víctimas civiles”. El pueblo sirio está saliendo de medio siglo de represión y autoritarismo y de casi 15 años de una guerra civil que dejó al menos 500.000 muertos y obligó a unos 14 millones de personas a abandonar sus hogares. En su proceso de reconstrucción del país, la población siria necesitará el apoyo de la comunidad internacional y de las organizaciones de base para garantizar que su nuevo Estado no caiga en el fracaso. © 2024 Amy Goodman Traducción al español de la columna original en inglés. Edición: Democracy Now! en español, spanish@democracynow.org Amy Goodman es la conductora de Democracy Now!, un noticiero internacional que se emite diariamente en más de 800 emisoras de radio y televisión en inglés y en más de 450 en español. Es co-autora del libro “Los que luchan contra el sistema: Héroes ordinarios en tiempos extraordinarios en Estados Unidos”, editado por Le Monde Diplomatique Cono Sur.
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Amy Goodman y Denis Moynihan El Gobierno sirio ha sido derrocado y el dictador Bashar al-Assad ha huido a Moscú. Assad y —antes de él— su padre, Hafez al-Assad, gobernaron Siria con extrema brutalidad durante más de 50 años. Tras el derrocamiento del régimen a manos de varias facciones rebeldes, la secretaria general de Amnistía Internacional, Agnes Callamard, afirmó en un comunicado: “La población siria ha estado sometida a una larga lista de terribles violaciones contra los derechos humanos, que han causado un sufrimiento humano indecible y de enormes proporciones. […] Es preciso aprovechar esta oportunidad histórica y reparar las graves violaciones contra los derechos humanos cometidas durante décadas”. La población de Siria se ha volcado a las calles y está derribando todo vestigio visible del régimen de Assad, se han abierto las innumerables cárceles establecidas por el régimen y liberado a miles de personas que estaban sometidas a condiciones horrorosas de confinamiento. El grupo armado que lideró la ofensiva final, Hayat Tahrir al-Sham, o HTS, era hasta hace tan solo una década un aliado de al-Qaeda, y Estados Unidos, la Unión Europea, el Reino Unido y Turquía siguen considerándolo una organización terrorista. El líder del grupo, Abu Mohammed al-Jolani —que ahora se identifica con su verdadero nombre, Ahmed al-Sharaa—, afirmó que está centrado en reconstruir el país de forma inclusiva. Ahora bien, la pregunta es: ¿permitirán Estados Unidos y los principales vecinos regionales, como Turquía e Israel, que los sirios construyan el Estado independiente que se merecen? La arquitecta y escritora siria Marwa Al-Sabouni habló con Democracy Now! desde Homs, poco días después de que esa ciudad fuera liberada gracias a la ofensiva relámpago del grupo armado Hayat Tahrir al-Sham: “La atmósfera general [que se percibe aquí] es de alivio, de alegría, de celebración, pero también se siente un trasfondo de aprensión e incertidumbre. […] A nuestro alrededor se presentan varios peligros, principalmente en relación con las potencias extranjeras, que estudian con atención el mapa de Siria, proponen su división y planifican su futuro, aprovechando el vacío [de poder] y la ausencia de referentes sirios en la escena política del país, producto de [años de] opresión”. Por su parte, el académico y activista suizo-sirio Joseph Daher dijo a Democracy Now!: “Por primera vez en décadas, la población siria tiene la esperanza de construir una sociedad más igualitaria y democrática de cara al futuro. Obviamente, hay miedo, pero ese miedo ha sido una constante durante las últimas cinco décadas. […] Será necesario reconstruir un movimiento democrático, nuevas organizaciones populares, sindicatos y organizaciones feministas, y, a través de la lucha desde abajo, forjar el alumbramiento de una estructura política alternativa”. Mientras el pueblo sirio reacciona en las calles a su frágil y nueva libertad, Israel ha emprendido una feroz ofensiva contra Siria. Las fuerzas armadas israelíes han llevado a cabo casi 500 ataques en diversas partes de Siria contra lo que Israel afirma que son “objetivos militares” y se han adentrado aún más en territorios que mantienen ocupados desde hace décadas, como los Altos del Golán y las laderas del monte Hermón. Gideon Levy, columnista y miembro del consejo editorial del periódico israelí Haaretz, escribió el jueves: “No debemos pasar por alto el daño fatídico que este horrible saqueo podría conllevar a largo plazo. […] La apropiación de este territorio por parte de Israel le traerá consecuencias de seguro. Estos arrebatos territoriales serán el pretexto para otra guerra. […] Y terminarán convirtiéndose en una nueva herida que nunca sana”. Joseph Daher afirma que Turquía y sus ataques contra la población kurda del norte de Siria, así como las acciones de Israel son amenazas inminentes para una Siria nueva y libre. Durante la conversación que mantuvo con Democracy Now!, Daher expresó al respecto: “Israel no tiene ningún interés en que se produzca un proceso de democratización en Siria, ni en el resto de Medio Oriente, ya que sabe que eso generará más apoyo a la causa palestina”. Según Daher, los ataques militares tienen dos propósitos: “debilitar el futuro Estado sirio y también enviarle un mensaje político a quien asuman el poder en Siria, advertirles que cualquier tipo de posición hostil y beligerante hacia Israel será respondida con ataques”. Además de las rivalidades entre las diversas facciones sirias y los ataques de Israel y Turquía, Rusia cuenta con dos importantes bases militares en Siria, que aspira a conservar, mientras que Estados Unidos también tiene personal militar desplegado allí. Estados Unidos ha ocupado territorio sirio desde al menos 2016, con el aparente objetivo de entrenar y abastecer de suministros a diversas fuerzas locales, para combatir al Estado Islámico, pero también para ejercer control sobre los yacimientos petrolíferos de Siria. En un informe enviado al Congreso estadounidense el 6 de diciembre, según lo establecido en la Resolución de Poderes de Guerra de 1973, el presidente Biden escribió: “Una pequeña representación de las Fuerzas Armadas de Estados Unidos permanece en lugares de importancia estratégica de Siria para llevar a cabo operaciones, en colaboración con fuerzas locales terrestres previamente examinadas”. Al igual que Israel, Estados Unidos también bombardeó diversos objetivos tras la caída de Assad. El Mando Central del Ejército de Estados Unidos (CENTCOM, por sus siglas en inglés), declaró en un comunicado de prensa: “El 8 de diciembre se llevaron a cabo decenas de ataques aéreos de precisión contra campamentos y milicias del Estado Islámico en el centro de Siria”; y posteriormente, tal como es habitual en sus informes, agregó: “No hay indicios de víctimas civiles”. El pueblo sirio está saliendo de medio siglo de represión y autoritarismo y de casi 15 años de una guerra civil que dejó al menos 500.000 muertos y obligó a unos 14 millones de personas a abandonar sus hogares. En su proceso de reconstrucción del país, la población siria necesitará el apoyo de la comunidad internacional y de las organizaciones de base para garantizar que su nuevo Estado no caiga en el fracaso. © 2024 Amy Goodman Traducción al español de la columna original en inglés. Edición: Democracy Now! en español, spanish@democracynow.org Amy Goodman es la conductora de Democracy Now!, un noticiero internacional que se emite diariamente en más de 800 emisoras de radio y televisión en inglés y en más de 450 en español. Es co-autora del libro “Los que luchan contra el sistema: Héroes ordinarios en tiempos extraordinarios en Estados Unidos”, editado por Le Monde Diplomatique Cono Sur.
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Rompiendo la barrera del silencio, por Amy Goodman
Amy Goodman y Denis Moynihan La frase “el agua es vida” se convirtió en un himno para los defensores del agua que en 2016 se manifestaban contra la construcción del oleoducto Dakota Access, que pasa a poco menos de un kilómetro de la reserva sioux de Standing Rock, en el estado de Dakota del Norte. Actualmente, una variante cruel de esa frase aplica para la situación en la Franja de Gaza: “sin agua, hay muerte”. Los dos millones de palestinos atrapados en Gaza llevan casi 14 meses bajo una incesante ofensiva militar israelí, que incluye la privación deliberada del acceso al agua. La organización Human Rights Watch publicó el jueves un contundente informe de 184 páginas sobre esta crisis planificada del acceso al agua, titulado “Exterminio y actos de genocidio: Israel priva deliberadamente de agua a los palestinos de Gaza”. El informe detalla cómo Israel ha privado sistemáticamente de agua a la población de Gaza y recoge declaraciones de funcionarios israelíes que describen esta conducta criminal, en sus propias palabras, como una política de Estado. El exministro de Defensa israelí Yoav Gallant, por ejemplo, dijo el 9 de octubre de 2023, dos días después del ataque que Hamás llevó a cabo en el sur de Israel: “He ordenado el asedio total de la Franja de Gaza. No habrá electricidad, ni alimentos, ni agua, ni combustible. Todo está cerrado. Estamos luchando contra animales humanos, y actuaremos en consecuencia”. Las fuerzas armadas israelíes cumplieron obedientemente sus órdenes, tanto que, el 21 de noviembre de este año, la Corte Penal Internacional de La Haya emitió órdenes de arresto contra Gallant y el primer ministro de Israel, Benjamín Netanyahu, por crímenes de lesa humanidad y crímenes de guerra. Bill van Esveld, director asociado interino de Human Rights Watch para Israel y Palestina y uno de los editores del informe, dijo a Democracy Now!: “Las declaraciones de Gallant y las de otros funcionarios y altos mandos del Ejército israelí respecto a la privación del acceso al agua evidencian una intención deliberada, que las fuerzas armadas y las autoridades israelíes llevaron a cabo. No es que simplemente dijeron algo que sonó desagradable. Lo que dijeron fue realmente lo que hicieron. Esto es sumamente grave y constituye una de las razones que nos llevaron a concluir sobre el exterminio. Se trata de un crimen de lesa humanidad, de una acción premeditada destinada a causar muertes en masa. Una de las formas de cometer este crimen es privar a las personas de lo que necesitan para mantenerse vivas, como el agua”. Durante la conversación con Democracy Now!, van Esveld continuó explicando las razones por las cuales Human Rights Watch concluyó, de manera inequívoca, que Israel está cometiendo un genocidio en Gaza: “El exterminio figura entre los actos de genocidio establecidos en la Convención sobre el Genocidio. De hecho, el Estatuto [de Roma] de la Corte Penal Internacional, en su artículo sobre el genocidio, señala que imponer condiciones de vida con la intención calculada de aniquilar a un grupo de personas constituye un acto de genocidio”. En sus 50 años de historia, Human Rights Watch solo ha formulado esta acusación en otras tres circunstancias, como explicó van Esveld: “No es una acusación que hagamos a la ligera. […] Acusamos a las fuerzas armadas de Myanmar de cometer actos de genocidio contra la comunidad rohinyá en 2017 y determinamos que hubo un genocidio en toda regla contra los kurdos durante la campaña [conocida como] Anfal que Saddam Hussein llevó a cabo en Irak en los años 80. También concluimos que hubo un genocidio en Ruanda [en 1994]” El informe de la organización expone en detalle las múltiples formas en que Israel priva de agua a la población de Gaza, desde la destrucción deliberada de la infraestructura de agua y saneamiento —tanques de almacenamiento, tuberías y plantas de desalinización—, hasta el bloqueo activo de camiones cisterna con agua donada que intentan ingresar al enclave palestino. Al respecto, van Esveld afirmó: “Los resultados son espeluznantes. La falta de agua mata de un millón de maneras diferentes”. Los bebés mueren por deshidratación, otras personas por la infección de heridas sin tratar, mientras que más de un cuarto de millón de personas sufren enfermedades cutáneas por no poder bañarse. Si bien el informe de Human Rights Watch se centra específicamente en la negación del acceso al agua, su conclusión coincide con la formulada en un informe más amplio presentado hace dos semanas por Amnistía Internacional, la primera gran organización internacional de derechos humanos en acusar a Israel de cometer genocidio en Gaza. Budour Hassan, investigadora de Amnistía Internacional para Israel y los Territorios Palestinos Ocupados, habló con Democracy Now! tras la divulgación del informe de la organización: “Es una irrecusable denuncia contra la incapacidad de Estados Unidos para detener las violaciones [contra los derechos humanos] que Israel está cometiendo. Si hay algún país que tiene la capacidad, el poder y las herramientas para poner fin a este genocidio, ese país es Estados Unidos. Estados Unidos no solo no lo ha hecho, sino que además ha premiado a Israel de manera sistemática. Ha seguido transgrediendo constantemente las propias leyes de Estados Unidos para seguir suministrando armas a Israel, las mismas armas que este utiliza para cometer el genocidio en Gaza”. Los esfuerzos para detener el apoyo estadounidense a las atrocidades israelíes en Gaza continúan. Recientemente, el escritor palestino-estadounidense Ahmed Moor y otras personas interpusieron una demanda contra el Departamento de Estado de Estados Unidos y el secretario de Estado, Antony Blinken, por no cumplir con la llamada “Ley Leahy”, una legislación que prohíbe al Gobierno de Estados Unidos proporcionar ayuda militar a unidades militares extranjeras acusadas de cometer violaciones contra los derechos humanos. Moor dijo a Democracy Now!: “Las condiciones básicas para la vida no se están cumpliendo en Gaza […]; y el Gobierno de Estados Unidos está dando apoyo a esa política”. La población de Gaza necesita con urgencia un alto el fuego permanente, el fin del flujo de armas estadounidenses a Israel y el ingreso a gran escala de agua potable y ayuda humanitaria al enclave palestino. © 2024 Amy Goodman Traducción al español de la columna original en inglés. Edición: Democracy Now! en español, spanish@democracynow.org Amy Goodman es la conductora de Democracy Now!, un noticiero internacional que se emite diariamente en más de 800 emisoras de radio y televisión en inglés y en más de 450 en español. Es co-autora del libro “Los que luchan contra el sistema: Héroes ordinarios en tiempos extraordinarios en Estados Unidos”, editado por Le Monde Diplomatique Cono Sur.…
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Rompiendo la barrera del silencio, por Amy Goodman
Amy Goodman y Denis Moynihan El Gobierno sirio ha sido derrocado y el dictador Bashar al-Assad ha huido a Moscú. Assad y —antes de él— su padre, Hafez al-Assad, gobernaron Siria con extrema brutalidad durante más de 50 años. Tras el derrocamiento del régimen a manos de varias facciones rebeldes, la secretaria general de Amnistía Internacional, Agnes Callamard, afirmó en un comunicado: “La población siria ha estado sometida a una larga lista de terribles violaciones contra los derechos humanos, que han causado un sufrimiento humano indecible y de enormes proporciones. […] Es preciso aprovechar esta oportunidad histórica y reparar las graves violaciones contra los derechos humanos cometidas durante décadas”. La población de Siria se ha volcado a las calles y está derribando todo vestigio visible del régimen de Assad, se han abierto las innumerables cárceles establecidas por el régimen y liberado a miles de personas que estaban sometidas a condiciones horrorosas de confinamiento. El grupo armado que lideró la ofensiva final, Hayat Tahrir al-Sham, o HTS, era hasta hace tan solo una década un aliado de al-Qaeda, y Estados Unidos, la Unión Europea, el Reino Unido y Turquía siguen considerándolo una organización terrorista. El líder del grupo, Abu Mohammed al-Jolani —que ahora se identifica con su verdadero nombre, Ahmed al-Sharaa—, afirmó que está centrado en reconstruir el país de forma inclusiva. Ahora bien, la pregunta es: ¿permitirán Estados Unidos y los principales vecinos regionales, como Turquía e Israel, que los sirios construyan el Estado independiente que se merecen? La arquitecta y escritora siria Marwa Al-Sabouni habló con Democracy Now! desde Homs, poco días después de que esa ciudad fuera liberada gracias a la ofensiva relámpago del grupo armado Hayat Tahrir al-Sham: “La atmósfera general [que se percibe aquí] es de alivio, de alegría, de celebración, pero también se siente un trasfondo de aprensión e incertidumbre. […] A nuestro alrededor se presentan varios peligros, principalmente en relación con las potencias extranjeras, que estudian con atención el mapa de Siria, proponen su división y planifican su futuro, aprovechando el vacío [de poder] y la ausencia de referentes sirios en la escena política del país, producto de [años de] opresión”. Por su parte, el académico y activista suizo-sirio Joseph Daher dijo a Democracy Now!: “Por primera vez en décadas, la población siria tiene la esperanza de construir una sociedad más igualitaria y democrática de cara al futuro. Obviamente, hay miedo, pero ese miedo ha sido una constante durante las últimas cinco décadas. […] Será necesario reconstruir un movimiento democrático, nuevas organizaciones populares, sindicatos y organizaciones feministas, y, a través de la lucha desde abajo, forjar el alumbramiento de una estructura política alternativa”. Mientras el pueblo sirio reacciona en las calles a su frágil y nueva libertad, Israel ha emprendido una feroz ofensiva contra Siria. Las fuerzas armadas israelíes han llevado a cabo casi 500 ataques en diversas partes de Siria contra lo que Israel afirma que son “objetivos militares” y se han adentrado aún más en territorios que mantienen ocupados desde hace décadas, como los Altos del Golán y las laderas del monte Hermón. Gideon Levy, columnista y miembro del consejo editorial del periódico israelí Haaretz, escribió el jueves: “No debemos pasar por alto el daño fatídico que este horrible saqueo podría conllevar a largo plazo. […] La apropiación de este territorio por parte de Israel le traerá consecuencias de seguro. Estos arrebatos territoriales serán el pretexto para otra guerra. […] Y terminarán convirtiéndose en una nueva herida que nunca sana”. Joseph Daher afirma que Turquía y sus ataques contra la población kurda del norte de Siria, así como las acciones de Israel son amenazas inminentes para una Siria nueva y libre. Durante la conversación que mantuvo con Democracy Now!, Daher expresó al respecto: “Israel no tiene ningún interés en que se produzca un proceso de democratización en Siria, ni en el resto de Medio Oriente, ya que sabe que eso generará más apoyo a la causa palestina”. Según Daher, los ataques militares tienen dos propósitos: “debilitar el futuro Estado sirio y también enviarle un mensaje político a quien asuman el poder en Siria, advertirles que cualquier tipo de posición hostil y beligerante hacia Israel será respondida con ataques”. Además de las rivalidades entre las diversas facciones sirias y los ataques de Israel y Turquía, Rusia cuenta con dos importantes bases militares en Siria, que aspira a conservar, mientras que Estados Unidos también tiene personal militar desplegado allí. Estados Unidos ha ocupado territorio sirio desde al menos 2016, con el aparente objetivo de entrenar y abastecer de suministros a diversas fuerzas locales, para combatir al Estado Islámico, pero también para ejercer control sobre los yacimientos petrolíferos de Siria. En un informe enviado al Congreso estadounidense el 6 de diciembre, según lo establecido en la Resolución de Poderes de Guerra de 1973, el presidente Biden escribió: “Una pequeña representación de las Fuerzas Armadas de Estados Unidos permanece en lugares de importancia estratégica de Siria para llevar a cabo operaciones, en colaboración con fuerzas locales terrestres previamente examinadas”. Al igual que Israel, Estados Unidos también bombardeó diversos objetivos tras la caída de Assad. El Mando Central del Ejército de Estados Unidos (CENTCOM, por sus siglas en inglés), declaró en un comunicado de prensa: “El 8 de diciembre se llevaron a cabo decenas de ataques aéreos de precisión contra campamentos y milicias del Estado Islámico en el centro de Siria”; y posteriormente, tal como es habitual en sus informes, agregó: “No hay indicios de víctimas civiles”. El pueblo sirio está saliendo de medio siglo de represión y autoritarismo y de casi 15 años de una guerra civil que dejó al menos 500.000 muertos y obligó a unos 14 millones de personas a abandonar sus hogares. En su proceso de reconstrucción del país, la población siria necesitará el apoyo de la comunidad internacional y de las organizaciones de base para garantizar que su nuevo Estado no caiga en el fracaso. © 2024 Amy Goodman Traducción al español de la columna original en inglés. 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Rompiendo la barrera del silencio, por Amy Goodman
1 El presidente Biden y su poder para indultar a miles de personas encarceladas por delitos relacionados con el cannabis
Amy Goodman y Denis Moynihan En un comunicado publicado por la Casa Blanca el 1 de diciembre, el presidente de Estados Unidos, Joe Biden, anunció: “Hoy firmé un indulto para mi hijo Hunter. […] Espero que los estadounidenses comprendan por qué un padre y un presidente ha tomado esta decisión”. Hunter Biden aguardaba sentencia tras haber sido condenado por dos delitos de orden federal: en un caso, por haber ocultado su adicción a las drogas al llenar un formulario para la compra de un arma de fuego; y en el otro, por evasión impositiva. Por estos delitos, Hunter Biden probablemente hubiera pasado menos de cinco años en prisión. Joe Biden afirma, acertadamente, que los procesos judiciales contra su hijo estuvieron motivados por intereses políticos y partidarios. “Hunter solo fue señalado porque es mi hijo”, expresó. Con una simple firma, el presidente Biden salvó a su hijo de una terrible experiencia. Antes de concluir su mandato, Biden debería mostrar la misma compasión hacia las miles de personas encarceladas en prisiones federales víctimas de la llamada “guerra contra las drogas”. Jason Ortiz, director de iniciativas estratégicas de la organización Last Prisoner Project, dijo a Democracy Now!: “Esta es, sin duda, una oportunidad para que la gente debata acerca de cómo el indulto presidencial podría emplearse para corregir las injusticias cometidas a lo largo de los últimos 20 o 30 años en lo que respecta a los delitos relacionados con el cannabis. El propio presidente Biden fue uno de los artífices de la ley contra el delito promulgada en 1994, que dio lugar a muchas de las desproporcionadas sentencias que estamos enfrentando actualmente”. Ortiz hace referencia a la Ley de Control de Delitos Violentos y Aplicación de la Ley de 1994, una legislación que Biden impulsó como senador y que aceleró el devenir del encarcelamiento masivo en Estados Unidos. Udi Ofer, exdirector de la Sección de Justicia de la Unión Estadounidense para las Libertades Civiles, escribió en 2019, en el vigésimo quinto aniversario de la promulgación de esa ley: “Bajo el liderazgo de Bill Clinton, los demócratas quisieron arrebatarles a los republicanos el control del debate público sobre el delito, lo que provocó una suerte de puja entre los dos partidos para imponer penas más severas, en la que cada uno intentaba superar las propuestas del otro”. Los demócratas han reconocido en gran medida el fracaso de la ley contra el delito promulgada en 1994. En 2015, el expresidente Bill Clinton admitió: “El problema es que, debido a la forma en que se redactó y aplicó la ley, ampliamos excesivamente el espectro, [y ahora] tenemos demasiada gente en prisión”. Sin embargo, durante la campaña presidencial de 2019 y 2020, Joe Biden negó repetidas veces que la ley que ayudó a redactar haya contribuido al encarcelamiento masivo de personas. En la conversación con Democracy Now!, Jason Ortiz agregó: “Hay más de 3.000 personas actualmente encarceladas en prisiones federales por cargos relacionados con el cannabis, [que] también tienen familias, padres y seres queridos.[…] Así que, aunque puedo entender por qué el presidente quiere ser compasivo con su propio hijo, nos resulta sumamente frustrante que no extienda esa misma compasión a los miles de padres que actualmente ven cómo sus hijos se marchitan en la cárcel”. El 6 de octubre de 2022, el presidente Biden emitió un indulto general para todas las personas condenadas a nivel federal por posesión simple de marihuana. Sin embargo, el Departamento de Justicia de Estados Unidos explicó en ese entonces que “la conspiración, la distribución y la posesión [de la droga] con la finalidad [deliberada] de distribuirla no se incluyen en los casos perdonados por esta proclama”. El objetivo de la organización Last Prisoner Project es extender la morigeración de las draconianas sentencias dictadas en el marco de la “guerra contra las drogas” a las personas condenadas por delitos de distribución y otros cargos relacionados. Al respecto, Ortiz dijo a Democracy Now!: “En este momento, hay personas condenadas a pasar décadas en prisión por tráfico y venta [de marihuana], que es lo que cientos de negocios legales de cannabis en todo el país están haciendo actualmente de manera habitual, incluso en Washington D.C. Hay gente que pasa décadas en prisión por la misma actividad que actualmente está generando ingresos fiscales para ciudades y estados de todo el país. Estamos construyendo escuelas y puentes con el dinero proveniente de actividades relacionadas con el cannabis, pero seguimos dejando que mucha gente se consuma la cárcel”. La organización Last Prisoner Project no está sola en este pedido de indulto. El mes pasado, al tiempo que el presidente Biden se disponía a “indultar” pavos para la foto anual del Día de Acción de Gracias, más de 50 miembros del Congreso estadounidense publicaron una carta en la que exhortan a Biden a usar la facultad del indulto presidencial para hacer frente a la crisis del encarcelamiento masivo. La congresista del estado de Minesota Ilhan Omar, del sector progresista del Partido Demócrata, dijo en una conferencia de prensa en la que se anunció el envío de la carta: “Estados Unidos representa apenas el 5% de la población mundial, pero alberga a más del 20% de la población carcelaria mundial. Más de 1,9 millones de personas están encarceladas actualmente [en el país] y un porcentaje desproporcionado de ellas pertenece a comunidades de color. Los hombres negros son encarcelados a una tasa cinco veces mayor que los hombres blancos, un legado de las desigualdades sistémicas que han persistido por generaciones. […] El presidente Biden tiene ante sí la oportunidad de tomar una decisión trascendental en estos últimos días de su mandato y lo exhortamos a que actúe”. Es muy probable que Hunter Biden nunca pise una celda ni experimente la discriminación y las humillaciones que enfrentan quienes han cumplido una pena de prisión. El presidente Biden tiene el poder de indultar a miles de personas encarceladas por delitos federales relacionados con el cannabis o de conmutar sus sentencias por tiempo cumplido y permitirles regresar a casa. Aunque el poder está en sus manos, los millones de ciudadanos estadounidenses a quienes el presidente representa al ejercerlo deben exhortarlo a tomar esa decisión. © 2024 Amy Goodman Traducción al español de la columna original en inglés. Edición: Democracy Now! en español, spanish@democracynow.org Amy Goodman es la conductora de Democracy Now!, un noticiero internacional que se emite diariamente en más de 800 emisoras de radio y televisión en inglés y en más de 450 en español. Es co-autora del libro “Los que luchan contra el sistema: Héroes ordinarios en tiempos extraordinarios en Estados Unidos”, editado por Le Monde Diplomatique Cono Sur.…
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Rompiendo la barrera del silencio, por Amy Goodman
1 En este Día de Acción de Gracias, Biden debería conceder el indulto al activista indígena Leonard Peltier
Amy Goodman y Denis Moynihan Mientras mucha gente se prepara para enfrentar el regreso de Donald Trump a la Casa Blanca, recordemos que hasta el lunes 20 de enero Joe Biden sigue siendo el presidente de Estados Unidos, con todo el poder que eso confiere. La Constitución del país otorga al presidente la “facultad de conceder indultos y perdones por delitos cometidos contra Estados Unidos”, para paliar, de esa manera, un sistema de justicia penal plagado de fallas. Un firme candidato para recibir el indulto presidencial, como lo pidió recientemente Amnistía Internacional Estados Unidos, es Leonard Peltier, un activista indígena de las tribus Anishinaabe y Lakota de 80 años de edad que ha estado encarcelado durante casi medio siglo por un crimen que él sostiene no haber cometido. Este fin de semana de Acción de Gracias, en el que la población de Estados Unidos celebra una festividad basada en el mito de una comida compartida entre los indígenas nativos de Massachusetts y los colonos ingleses que luego los desplazarían de manera violenta, el presidente Biden debería liberar a Leonard Peltier. El caso de Peltier condensa la era moderna de la resistencia indígena. Tras varios siglos de genocidio, iniciado por Cristóbal Colón y perpetuado por sucesivas oleadas de colonos europeos, para la década de 1950 la mayoría de los pueblos indígenas de América del Norte que lograron sobrevivir habían sido confinados en reservas, en condiciones de pobreza y aislamiento. La industria cinematográfica de Hollywood se apropió del rico y vibrante mosaico cultural de los pueblos indígenas de Estados Unidos, lo redujo a una mera caricatura y lo explotó monetariamente. Muchos indígenas se mudaron a las ciudades en busca de oportunidades económicas, pero siguieron enfrentando racismo y discriminación. En este contexto, y en pleno auge del movimiento por los derechos civiles y la fuerte movilización social de la década de 1960, nació el Movimiento Indígena Estadounidense (AIM, por sus siglas en inglés). En 1973, este movimiento llegó a Pine Ridge, una reserva indígena en el estado de Dakota del Sur, donde un gobierno tribal corrupto, en connivencia con las autoridades federales y locales, estaba llevando a cabo un violento proceso de represión contra un creciente movimiento comunitario que intentaba recuperar las prácticas tradicionales e impedir que las industrias extractivas explotaran los territorios ancestrales. Más de 50 miembros de la tribu Lakota y personas aliadas de su causa fueron asesinads allí durante un período de tres años. El 26 de junio de 1975, Leonard Peltier se encontraba en un campamento del Movimiento Indígena Estadounidense establecido en la propiedad de una familia atacada. Personas no identificadas dispararon contra el campamento y los miembros del movimiento repelieron el ataque con disparos. Dos agentes del FBI y un joven activista indígena murieron durante el tiroteo. Posteriormente, dos miembros del movimiento indígena fueron arrestados y acusados de matar a los agentes. En el juicio, el jurado determinó que las personas acusadas habían disparado en defensa propia y las absolvió. Leonard Peltier, quien fue arrestado tiempo después, enfrentó un juicio por separado y fue condenado. El juicio de Peltier estuvo plagado de conductas indebidas por parte del FBI y de los fiscales federales, acciones que incluyen intimidación a testigos, falsos testimonios y retención de pruebas exculpatorias. Mientras Peltier era juzgado en 1976, Joe Biden, entonces un joven senador estadounidense, se convertía en miembro fundador del Comité Selecto del Senado sobre Inteligencia. El comité se constituyó luego de las impactantes audiencias realizadas por el Comité Church, que investigó y reveló las acciones ilegales e inconstitucionales del FBI y las operaciones de su programa de contrainteligencia denominado Cointelpro —por su acrónimo en inglés—, dirigidas contra líderes y organizaciones defensoras de los derechos civiles, entre ellas el Movimiento Indígena Estadounidense. Surgió entonces un movimiento global que exigía justicia para Leonard Peltier. Íconos de la lucha por los derechos humanos, como el presidente sudafricano Nelson Mandela y el arzobispo Desmond Tutu, pidieron su liberación, como también lo hizo uno de los jueces federales involucrados en el caso y, años después, uno de los fiscales que mandó a Peltier a prisión. Amnistía Internacional lleva décadas haciendo campaña por la liberación de Peltier. La organización envió recientemente una carta al presidente Biden, en la que reitera su pedido. Paul O’Brien, director ejecutivo de Amnistía Internacional Estados Unidos, dijo a Democracy Now!: “Amnistía [Internacional] ha pedido a los sucesivos Gobiernos de Estados Unidos a lo largo de varias décadas que hagan lo correcto en relación con el caso de Leonard [Peltier]. Leonard ha estado hospitalizado en junio y volvió a estarlo en octubre. Es hora de darle la oportunidad de pasar sus últimos momentos de vida con su familia y su comunidad”. A fines de octubre, el presidente Biden visitó las tierras de la Comunidad Indígena de Gila River, en el estado de Arizona, en donde ofreció una disculpa formal por el trato dado por el Gobierno estadounidense a los niños y niñas indígenas que fueron obligados a ingresar en internados. Estas fueron las palabras que Biden expresó en esa ocasión: “Hubo cientos y cientos de internados para menores indígenas gestionados por el Gobierno federal en todo el país. Decenas de miles de niños y niñas indígenas ingresaron a ese sistema [de internados]. Se documentaron casi 1.000 muertes de menores indígenas [en esas instituciones], aunque es probable que el número real de víctimas mortales sea muchísimo mayor. Se perdieron generaciones completas, además de culturas y lenguas [ancestrales]. Se perdió también la confianza. Fue algo sumamente atroz. Es un pecado en nuestra alma”. Durante una entrevista que mantuvo con Democracy Now! poco después de las disculpas de Biden, Nick Tilsen, director ejecutivo de la organización indígena Colectivo NDN, expresó al respecto: “Lo que esto significa para las comunidades indígenas es que esperamos que este sea el comienzo de una era de reparación entre el Gobierno de Estados Unidos y los pueblos indígenas, los pueblos originarios de esta tierra. […] [Leonard Peltier] estuvo en uno de estos internados, en el Sisseton-Wahpeton, en Dakota del Sur. […] Peltier y muchas personas que se convirtieron luego en líderes del Movimiento Indígena Estadounidense lograron sobrevivir a esos internados. Atravesaron esa etapa y luego se incorporaron a la resistencia”. Para demostrar que la disculpa que ofreció en la Comunidad Indígena de Gila River fue realmente genuina, el presidente Biden debería conmutar la pena de Leonard Peltier. Es un gesto que los pueblos indígenas de Estados Unidos han esperado por mucho tiempo, y que todos agradeceríamos. © 2024 Amy Goodman Traducción al español de la columna original en inglés. Edición: Democracy Now! en español, spanish@democracynow.org Amy Goodman es la conductora de Democracy Now!, un noticiero internacional que se emite diariamente en más de 800 emisoras de radio y televisión en inglés y en más de 450 en español. Es co-autora del libro “Los que luchan contra el sistema: Héroes ordinarios en tiempos extraordinarios en Estados Unidos”, editado por Le Monde Diplomatique Cono Sur.…
Amy Goodman y Denis Moynihan Bakú, Azerbaiyán–. La Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático —la COP29 o vigesimonovena “Conferencia de las Partes”— se ha celebrado este año en Azerbaiyán, un pequeño y autoritario petro-Estado enclavado entre Rusia e Irán y situado a orillas del mar Caspio. La cada vez más grave crisis climática, que ha sido alimentada por el uso intensivo de los combustibles fósiles en los últimos siglos, exige una acción global conjunta de todos los países, incluidos aquellos gobernados por regímenes autoritarios. Pero ¿acaso es necesario que la conferencia se lleve a cabo en un país donde se criminaliza la disidencia, las protestas están prohibidas y no se respeta ni la libertad de prensa ni el derecho a la libre expresión? Podría decirse que la adicción mundial al petróleo comenzó en Bakú, la capital de Azerbaiyán. Fue aquí, en 1846, donde se perforó el primer pozo petrolífero industrial. Mientras la revolución se extendía por Europa y otros países del mundo en 1848, y el recién publicado “Manifiesto comunista” de Karl Marx les recordaba a los trabajadores que no tenían nada que perder excepto sus cadenas, la humanidad se ataba con fervor a los combustibles fósiles. Más de 175 años después, la quema cada vez más intensiva de carbón, petróleo y gas ha aumentado la temperatura del planeta y ha generado una cascada de consecuencias catastróficas, desde huracanes y tifones cada vez más frecuentes e intensos hasta incendios forestales, sequías y tornados. Esto, a su vez, ha incrementado el sufrimiento humano y provocado desplazamientos masivos de población. Esta crisis continuará acelerándose, a menos que se acuerde, se implemente y se haga cumplir una solución integral a escala mundial. Lo que nos lleva nuevamente a Bakú y a la decisión intrínsecamente equivocada de celebrar estas vitales conversaciones en un lugar donde el Gobierno del presidente Ilham Aliyev te puede detener por hablar libremente. Giorgi Gogia, director adjunto de Human Rights Watch para Europa y Asia Central, dijo a Democracy Now!: “El historial de derechos humanos de Azerbaiyán es pésimo desde hace muchos años, pero la situación se ha deteriorado de manera drástica en el período previo a la COP29”. Gogia indicó que Human Rights Watch ha “documentado 33 casos de arrestos y encarcelamientos de periodistas, activistas, defensores de los derechos humanos y críticos del Gobierno que han sido acusados de cargos falsos. […] Imaginen cómo habría sido esta cumbre si esas personas hubieran tenido la oportunidad de estar allí, para expresar sus críticas y para que sus voces fueran escuchadas por todo el mundo”. Según otras fuentes, el número de arrestos efectuados en el período previo a la COP29 alcanza casi los 300. Gubad Ibadoghlu, un economista comprometido en la lucha contra la corrupción, docente de la prestigiosa universidad London School of Economics, se encuentra actualmente bajo arresto domiciliario. ¿Su delito? Demandar una mayor transparencia en el manejo de los ingresos obtenidos por Azerbaiyán a través del petróleo y el gas. En julio de 2023, Ibadoghlu y su esposa fueron detenidos violentamente. El profesor Ibadoghlu enfrenta una posible condena de hasta 17 años de cárcel. Su hija, Zhala Bayramova, también fue arrestada y sometida a actos de tortura. Durante una entrevista que mantuvo con Democracy Now! fuera de Azerbaiyán, Zhala expresó: “Soy abogada de derechos humanos, pero también soy activista, me desempeñé como observadora electoral y trabajé en la presentación de casos ante el Tribunal Europeo de Derechos Humanos. Como consecuencia de las torturas que sufrí, ahora no puedo dormir sin una almohada cervical, ya que me lesionaron los discos del cuello. También me aplastaron las costillas y las rótulas”. Zhala continuó: “El padre de Ilham Aliyev también fue presidente de Azerbaiyán, y en la etapa de la Unión Soviética fue general de la KGB. Y parece que Ilham Aliyev está preparando a su hijo para que lo suceda en el cargo. [Además], la esposa [del actual presidente] es la vicepresidenta de Azerbaiyán. Por tanto, es como si fuera una monarquía. De alguna manera, es como una dinastía familiar. Ellos son dueños de todo”. La cumbre climática se llevó a cabo en el principal estadio deportivo de Bakú y en varias instalaciones transitorias adyacentes, dentro de una área restringida conocida como “Zona Azul”, donde la ONU controla la seguridad y establece las normas. En este “pueblo Potemkin”, que parece un decorado, las manifestaciones de protesta solo se toleran si están previamente autorizadas y solo en lugares y horarios específicos. En uno de los espacios asignados para protestar, los manifestantes pueden hacer ruido, pronunciar discursos o incluso cantar. En el otro espacio designado, solo se autorizan protestas en silencio, en las que solo se permite tararear suavemente o chasquear los dedos. La ONU ha explicado que esta medida responde a la cercanía de esa área con las salas de reuniones de la cumbre. Sin embargo, tras las puertas cerradas de esas salas de reuniones, donde se decide el futuro climático del planeta, los más de 1.700 lobistas de la industria de los combustibles fósiles registrados para la COP29 tienen libertad para expresarse, interactuar con las delegaciones gubernamentales e influir en el curso de las negociaciones sin ser molestados por las protestas silenciosas que se llevan a cabo en el exterior. Mientras el 2024 se perfila como el año más caluroso del que se tiene registro, superando incluso las temperaturas récord del año pasado, la producción y el consumo mundial de petróleo están en un máximo histórico. La ciencia nos dice que los peores impactos de la emergencia climática aún podrían evitarse si se adoptan medidas contundentes de forma urgente y con determinación. Autócratas como Ilham Aliyev, y aspirantes a autócratas como Donald Trump, adoran la riqueza y el poder que emanan del petróleo. Trump ya ha prometido que Estados Unidos se retirará —una vez más— del Acuerdo de París sobre el Cambio Climático. Los movimientos populares y la solidaridad internacional serán cruciales para hacer frente a la doble amenaza del autoritarismo y el cambio climático en estos próximos años de crisis que se avecinan. En estos tiempos difíciles, vuelven a resonar las palabras de Antonio Gramsci, el renombrado filósofo del siglo XX que pasó en prisión sus últimos doce años de vida, bajo el régimen del líder fascista Benito Mussolini. En sus “Cuadernos de la cárcel”, traducidos del italiano, Gramsci escribió: “El viejo mundo se muere. El nuevo tarda en aparecer. Y en ese claroscuro surgen los monstruos”. © 2024 Amy Goodman Traducción al español de la columna original en inglés. Edición: Democracy Now! en español, spanish@democracynow.org Amy Goodman es la conductora de Democracy Now!, un noticiero internacional que se emite diariamente en más de 800 emisoras de radio y televisión en inglés y en más de 450 en español. Es co-autora del libro “Los que luchan contra el sistema: Héroes ordinarios en tiempos extraordinarios en Estados Unidos”, editado por Le Monde Diplomatique Cono Sur.…
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Rompiendo la barrera del silencio, por Amy Goodman
Amy Goodman y Denis Moynihan El largo historial del presidente electo de Estados Unidos, Donald Trump, de denigrar a las personas migrantes está alcanzando una peligrosa y probablemente violenta escalada al nominar para puestos clave en su gabinete y equipo de Gobierno a supremacistas blancos simpatizantes del movimiento extremista “Estados Unidos Primero”. Uno de los pilares de la campaña de Trump fue su promesa de deportar a al menos doce millones de personas, a las que se refiere como “ilegales”. La victoria electoral de Trump ha hecho subir el valor de las acciones de las empresas penitenciarias privadas, pero también ha impulsado a los movimientos populares a organizarse para resistir las políticas despiadadas del presidente electo. El 27 de octubre, en el mitin racista que encabezó en el Madison Square Garden de Nueva York, Trump expresó: “Estados Unidos es ahora un país ocupado, […] dentro de nueve días será el Día de la Liberación de Estados Unidos. El primer día [de mi Gobierno] lanzaré el mayor programa de deportación de criminales en la historia de Estados Unidos. […] Vamos a echarlos a patadas de nuestro país lo más rápido posible”. A excepción del propio Trump, nadie en su entorno manifiesta tanto odio hacia los inmigrantes como Stephen Miller, a quien eligió como jefe adjunto de Gabinete de la Casa Blanca. En el acto de campaña que se llevó a cabo en el Madison Square Garden, Miller azuzó a la multitud gritando: “¡Estados Unidos es para los estadounidenses y solo para los estadounidenses!”. Stephen Miller fue el artífice de las políticas contra la inmigración implementadas durante el primer mandato de Trump, como la prohibición de ingreso a Estados Unidos de ciudadanos de países musulmanes y la separación de familias migrantes. El futuro miembro del Gabinete de Trump ha tenido cuatro años para tramar nuevas medidas y ha desarrollado un amplio plan para llevar a cabo deportaciones en masa. Miller expuso detalles de sus planes en febrero pasado, durante un discurso que pronunció en la Conferencia de Acción Política Conservadora (CPAC, por sus siglas en inglés): “[Hay que] cerrar la frontera, que no entren [inmigrantes] ilegales, y que todos los que están aquí se vayan. Es así de simple. […] Es necesario implementar una serie de políticas internas y externas interrelacionadas. […] Por ejemplo, la política de “Permanecer en México”; terminar [la construcción] del muro; llevar adelante juicios rigurosos contra los inmigrantes ilegales, realizar los vuelos de repatriación hacia [el centro o sur de México] en lugar de poner como punto de destino el norte del país. Eso es muy importante. [También podemos] volver a implementar el Título 42”. La normativa conocida como “Título 42” refiere a una ley promulgada en 1944 que permite al presidente del país restringir la inmigración y expulsar a cualquier persona que sea considerada un riesgo para la salud pública. Esta sección del Código de Regulaciones Federales de Estados Unidos fue invocada por Trump durante la pandemia de COVID-19 y fue sostenida por el presidente Biden hasta entrado el 2023. Miller continuó así su discurso: “[Otra de las políticas sería] la prohibición de viajes. […] Podríamos retomar esas políticas y agregar otras nuevas. También se podrían establecer bases de operaciones a gran escala para los vuelos de deportación. Entonces, detenemos a los inmigrantes ilegales y los llevamos a esas bases de operaciones, desde donde los aviones los trasladarán de regreso a sus países a cargo de las fuerzas federales. Se le delega a la Guardia Nacional la facultad de hacer cumplir las leyes migratorias”. Las “bases de operaciones” no deben confundirse con campos de concentración. Donald Trump también ha elegido a Thomas Homan para desempeñarse como su llamado “zar de la frontera”. Homan fue director interino del Servicio de Inmigración y Control de Aduanas durante la primera presidencia de Trump. Ahora estará a cargo de la expulsión masiva de migrantes planeada por Trump. Durante una entrevista que mantuvo con la periodista Cecilia Vega en el programa “60 minutos”, Homan evitó responder sobre el costo que tendrán esas deportaciones en masa: Vega: “Hemos visto una estimación que indica que deportar a un millón de personas al año tendría un costo de 88.000 millones de dólares”. Homan: “No sé si eso es exacto o no”. Vega: “¿Es eso lo que deberán pagar los contribuyentes estadounidenses?” Homan: “¿Qué precio le ponemos a la seguridad nacional? ¿No merece la pena?” Vega: “¿Hay alguna manera de llevar a cabo deportaciones masivas sin separar a las familias?” Homan: “Por supuesto que la hay. Podríamos deportar a las familias enteras”. De esta manera, Homan indicó que niños, niñas y jóvenes nacidos en Estados Unidos —es decir, ciudadanos legales estadounidenses— podrían ser deportados junto con sus padres indocumentados. El presidente electo también ha designado a la gobernadora del estado de Dakota del Sur, Kristi Noem, como secretaria de Seguridad Nacional. Noem tiene poca experiencia en Seguridad Nacional, pero ha enviado en varias ocasiones a la Guardia Nacional de Dakota del Sur a la parte texana de la frontera entre Estados Unidos y México. Trump, que planea utilizar a las Fuerzas Armadas estadounidenses para implementar las deportaciones en masa, ha nominado al veterano militar y presentador del canal Fox News Pete Hegseth como secretario de Defensa del Gobierno entrante. Hegseth tiene varios tatuajes vinculados al supremacismo blanco, incluida una imagen de “la cruz de Jerusalén”, un símbolo del nacionalismo cristiano inspirado en las Cruzadas. La gente se está organizando en todo Estados Unidos para hacer frente a esta próxima ola de redadas, campos de concentración y deportaciones masivas. Alejandra Pablos es una narradora y activista comunitaria por la justicia reproductiva residente de Arizona, que luchó exitosamente contra su propia deportación durante diez años. En conversación con Democracy Now!, Pablos describió su trabajo en una red de respuesta rápida: “Se trabaja con la gente a nivel comunitario, tratando de informar a la gente sobre sus derechos y sobre lo que pueden hacer para protegerse mutuamente”. La Unión Estadounidense para las Libertades Civiles se ha estado preparado durante un año y cuenta con equipos legales listos para luchar contra Trump y su equipo de deportación en los tribunales. Trump, Miller y Homan ya han intentado realizar deportaciones masivas anteriormente. Se encontraron con una sólida resistencia en las calles y en los tribunales. Por su parte, la contundente oposición forzó a Trump a anular una orden ejecutiva, lo que permitió detener la separación de familias migrantes. El desafío ahora consiste en que aquellos que cuentan con el privilegio y las protecciones de la ciudadanía estadounidense se solidaricen con los millones de residentes indocumentados que se ven amenazados por las deportaciones masivas que planea Trump, y respondan con una resistencia sólida, perseverante y organizada. © 2024 Amy Goodman Traducción al español de la columna original en inglés. Edición: Democracy Now! en español, spanish@democracynow.org Amy Goodman es la conductora de Democracy Now!, un noticiero internacional que se emite diariamente en más de 800 emisoras de radio y televisión en inglés y en más de 450 en español. Es co-autora del libro “Los que luchan contra el sistema: Héroes ordinarios en tiempos extraordinarios en Estados Unidos”, editado por Le Monde Diplomatique Cono Sur.…
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Rompiendo la barrera del silencio, por Amy Goodman
Amy Goodman y Denis Moynihan Donald Trump se convertirá nuevamente en presidente de Estados Unidos el lunes 20 de enero de 2025. Hasta entonces, sin embargo, el presidente Joe Biden seguirá ocupando el Despacho Oval de la Casa Blanca. En un discurso que pronunció el jueves en el Jardín de las Rosas ante su gabinete y su equipo de gobierno, Biden dijo: “Ahora tenemos 74 días para terminar el mandato, nuestro mandato. Hagamos que cada día cuente. Esa es la responsabilidad que tenemos ante el pueblo estadounidense”. Muchas cosas puede y debe hacer Biden en esta recta final de su presidencia, antes de desaparecer en el horizonte en un último viaje a bordo del helicóptero presidencial, el Marine One —a menos que, como lo hizo a lo largo de su carrera como senador, prefiera viajar a su residencia del estado de Delaware en tren—. El actual presidente de Estados Unidos dispone de un tiempo limitado para actuar, en el cual aún podría implementar muchas acciones positivas, como enmendar algunos de sus propios errores y contrarrestar algunas de las políticas que Donald Trump ha prometido poner en marcha desde su primer día en el cargo. Primero y ante todo, Biden debería suspender todos los envíos de armas a Israel. Y punto. Ni una bomba más, ni una bala más. La masacre de civiles que Israel está cometiendo en Gaza está siendo descrita cada vez con más frecuencia como un auténtico genocidio transmitido en directo. Las fuerzas armadas israelíes están ahora obligando a toda la población del norte de la Franja de Gaza a marcharse hacia el sur. Esto se produce tras la publicación del llamado “Plan de los generales”, un plan redactado por oficiales militares israelíes retirados que propone denegar de manera sistemática toda ayuda humanitaria en el norte del enclave palestino, una estrategia que ha sido calificada de limpieza étnica. El periódico israelí Haaretz informó esta semana: “El Ejército [de Israel] ha comenzado la etapa de limpieza total del norte de la Franja de Gaza, a la vez que se prepara para mantener la zona bajo ocupción durante un largo tiempo”. Israel está utilizando armas financiadas por los contribuyentes estadounidenses para exterminar a los palestinos en Gaza, en una clara violación de las leyes de Estados Unidos y del derecho internacional. Los gazatíes se encuentran atrapados, bajo un implacable asedio, rodeados por el ejército y la marina israelíes, al tiempo que drones armados, helicópteros y aviones de combate sobrevuelan su territorio. Están siendo expulsados de sus hogares, los someten al hambre, los bombardean, los atacan con francotiradores, los matan con proyectiles de tanques y se los obliga a vivir sin agua potable, sin saneamiento, sin hospitales operativos y sin los elementos básicos para sobrevivir. Todos los aspectos de la vida social, así como su cultura y su historia, están siendo borrados por los incesantes bombardeos israelíes y por las brigadas de demolición de las Fuerzas de Defensa de Israel, cuyos miembros sonríen mientras se toman selfis en el terreno. Nada de esto habría sido posible sin el apoyo de Biden. El periódico Haaretz informó también, a principios de septiembre, que un “alto funcionario de la Fuerza Aérea le señaló al periódico que, sin el suministro de armas de Estados Unidos a las Fuerzas de Defensa de Israel, sobre todo a su fuerza aérea, Israel habría tenido serias dificultades para sostener su guerra más allá de unos pocos meses”. Recientemente se filtró una carta que el secretario de Estado de Estados Unidos, Antony Blinken, y el secretario de Defensa, Lloyd Austin, enviaron a las autoridades israelíes. En ella, los funcionarios advierten que si Israel no permite el ingreso inmediato de ayuda humanitaria estadounidense a Gaza, Estados Unidos detendrá el envío de armas a Israel. Se le dio a Israel plazo hasta el 13 de noviembre para cumplir con esa exigencia. Sin embargo, las leyes estadounidenses que regulan los envíos de armas no contemplan un período de gracia, por lo que el cese del suministro de armamento debería haberse efectuado de inmediato. A medida que se acerca la fecha límite, y con la situación en el norte de Gaza cada día más catastrófica, parece que el primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu —un firme aliado de Trump—, no tiene intención alguna de permitir la entrada de ayuda humanitaria al enclave ocupado. En el ámbito interno, Biden tiene la posibilidad de evitar parte de la violencia que se anticipa que se desatará con el regreso de Trump a la presidencia. Biden prometió poner fin a la pena de muerte a nivel federal durante su campaña electoral de 2020, después de que el entonces presidente Trump ordenara la ejecución, en sus últimos seis meses en el cargo, de 13 presos federales condenados a muerte. Con un simple trazo, Biden podría conmutar por cadena perpetua las sentencias de los 40 presos federales que actualmente enfrentan la pena capital. La lista de condenados a muerte a nivel federal quedaría vacía con esta medida y se le negaría así a Trump la posibilidad de emprender otra ola de ejecuciones. Biden también podría conmutar las sentencias de los cuatro prisioneros que están a la espera de ejecución por parte del sistema de justicia militar del Ejército de Estados Unidos. Por otro lado, el actual presidente podría incidir sobre la deportación en masa de migrantes que Trump prometió llevar a cabo, uno de los pilares de su campaña electoral. Peter Markowitz y Lindsay Nash son profesores de derecho en la Facultad de Derecho Benjamín Cardozo de la Universidad Yeshiva, una universidad privada de Nueva York. Ambos docentes han retomado una línea argumental que varias organizaciones activistas habían impulsado en los últimos días de la presidencia de Barack Obama. La argumentación sostiene que “el presidente cuenta con la facultad constitucional para indultar a una amplia gama de inmigrantes que han cometido infracciones civiles de las leyes migratorias y proporcionarles así una protección duradera y permanente contra la deportación”. Biden podría basarse en esta teoría jurídica verdaderamente innovadora para proteger a millones de inmigrantes indocumentados de las innumerables injusticias, en muchos casos ejercidas con violencia, derivadas de las ineficaces políticas migratorias de Estados Unidos. Una medida de este tipo probablemente sería impugnada en los tribunales, pero podría demorar lo que casi con certeza será un intento atroz de Donald Trump de deportar hasta 12 millones de residentes de Estados Unidos. En estos días, mucha gente se está organizando para ver cómo hacer frente al nuevo mandato de Trump. Biden podría sumarse a esta resistencia, mediante las facultades constitucionales que le confiere su cargo como presidente de Estados Unidos, el cargo más poderoso del planeta. © 2024 Amy Goodman Traducción al español de la columna original en inglés. Edición: Democracy Now! en español, spanish@democracynow.org Amy Goodman es la conductora de Democracy Now!, un noticiero internacional que se emite diariamente en más de 800 emisoras de radio y televisión en inglés y en más de 450 en español. Es co-autora del libro “Los que luchan contra el sistema: Héroes ordinarios en tiempos extraordinarios en Estados Unidos”, editado por Le Monde Diplomatique Cono Sur.…
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Rompiendo la barrera del silencio, por Amy Goodman
Amy Goodman y Denis Moynihan Donald Trump brindó su discurso de cierre de campaña en un mitin que encabezó en el histórico Madison Square Garden de Nueva York, la misma ciudad donde recientemente fue declarado culpable de cometer 34 delitos. El evento fue una coordinada bacanal de odio que se prolongó durante seis horas. Los oradores del acto azuzaron a la multitud con declaraciones hostiles hacia los inmigrantes, las personas negras, la población judía, las mujeres y otros grupos sociales, además de lanzar ataques y agravios especialmente dirigidos contra la mujer de color que compite con Trump, la vicepresidenta Kamala Harris. Un ejemplo de ello fue el discurso de Tucker Carlson, personalidad televisiva de extrema derecha y defensor de la supremacía blanca, que advirtió que Harris podría convertirse en “la primera persona samoano-malaya y ex fiscal general de California de bajo coeficiente intelectual en ser elegida presidenta”. En la apertura del mitin, un denominado “comediante” llamado Tony Hinchcliffe marcó el tono del evento con un monólogo vil y racista, en el que dijo, entre otras cosas: “En este momento hay literalmente una isla flotante de basura en medio del océano. Sí, creo que se llama Puerto Rico”. El burdo monólogo de Hinchcliffe había sido revisado y aprobado por el equipo de campaña de Trump, ya que, según se informó, este eliminó un término insultante que el comediante pensaba emplear para referirse a Kamala Harris. Hay más de ocho millones de puertorriqueños en Estados Unidos, todos ellos ciudadanos estadounidenses. Sin embargo, debido al estatus colonial de Puerto Rico, los tres millones de puertorriqueños que residen en la isla no están habilitados para votar en las elecciones presidenciales de Estados Unidos. Pero sí lo pueden hacer los más de cinco millones de puertorriqueños que residen en el territorio continental de Estados Unidos. De ellos, casi medio millón vive en el decisivo estado de Pensilvania y otro medio millón está repartido en los estados disputados de Georgia, Carolina del Norte, Arizona, Wisconsin, Michigan y Nevada. Los votantes puertorriqueños están indignados. Orgullosa de su origen, la puertorriqueña Sunny Hostin, copresentadora de “The View”, un popular programa de entrevistas de la cadena ABC News, dijo el día después del mitin de Trump: “Sabemos cómo sacar la basura, Donald Trump; la basura que se ha estado acumulando desde 2016. Usted es parte de esa basura, Sr. Trump. Compatriotas puertorriqueños, recuerden que el 5 de noviembre de 2024 tenemos que sacar la basura”. Trump, como era de esperar, describió al mitin como un “festival de amor”. El expresidente se caracteriza por no disculparse por nada y no es de extrañar que haya convocado a su acto de campaña al comediante racista o a cualquiera de los otros oradores que pronunciaron incendiarios discursos llenos de odio. Como si su racismo descarado no fuera suficiente, Trump ha dicho repetidas veces que quiere ser un dictador. Admira a los dictadores, se asocia con dictadores, elogia a los dictadores. Ruth Ben-Ghiat es profesora de historia en la Universidad de Nueva York y autora del libro “Strongmen: Mussolini to the Present” (Hombres fuertes: de Mussolini al presente). Ben-Ghiat ve un sorprendente paralelismo entre el fascismo histórico y el actual movimiento de apoyo a Trump denominado MAGA, siglas en inglés del eslogan de campaña trumpista “Make America Great Again”, “Hagamos a Estados Unidos grande de nuevo”, en español. Impresionada por el nivel de agravios que se manifestó desde el escenario durante el acto político de Trump en el Madison Square Garden, Ben-Ghiat dijo a Democracy Now!: “Es la retórica violenta propia del fascismo. […] El autoritarismo es una forma de imponer controles y silenciar a las personas […]. Pero también está concebido, desde el fascismo en adelante, para hacer que las personas se conviertan en su peor versión, permitiéndoles actuar de la manera más violenta y descontrolada posible. […] Los insultos hacia la mujeres —la misoginia—, las declaraciones contra las personas negras y el desdén hacia la comunidad latina al llamarla 'basura', además de formar parte de la tradición deshumanizante que se origina en el fascismo y persiste en los movimientos autoritarios hasta nuestros días, también están diseñados para transmitir a la gente, a los soldados rasos del MAGA, que no existen restricciones ni límites y que todo será tolerado si su propósito es enfrentar al enemigo interno”. Ben-Ghiat aludía a la promesa de Trump de combatir al “enemigo interno”, como ha reiterado en varias ocasiones y como mencionó recientemente en el canal de noticias Fox News: “El mayor problema es la gente de dentro [de Estados Unidos]. Tenemos gente muy mala. Tenemos gente enferma, lunáticos de la izquierda radical. Debería ser muy sencillo controlar a esa gente, ya sea por medio de la Guardia Nacional o, si es realmente necesario, por medio de los militares”. Varios altos mandos militares designados durante la anterior presidencia de Trump han advertido contra el peligro que supondría un segundo mandato de Trump. Al respecto, Ben-Ghiat expresó: “Los oficiales militares retirados, sobre todo los generales, no suelen hacer declaraciones a menos que sientan que es absolutamente necesario. Si el general [John] Kelly, el general [Mark] Milley y el ex secretario de Defensa [Mark] Esper alzaron la voz y calificaron a Trump de fascista, eso significa que están muy preocupados”. El domingo pasado no fue la primera vez que una multitud de fascistas se congregó en el Madison Square Garden. En 1939, la organización German American Bund reunió a 20.000 personas allí para celebrar el ascenso de la Alemania nazi. Hace siete años, el cineasta Marshall Curry recopiló material de archivo sobre aquel evento en el cortometraje documental titulado “A Night at the Garden” (Una noche en el Garden), que recibió una nominación al Óscar. En una entrevista con Democracy Now!, Curry expresó: “La primera vez que vi esas imágenes, me impactó ver allí la bandera estadounidense y a George Washington, así como escuchar a la multitud cantar el himno nacional y recitar el Juramento de lealtad a la bandera, seguido de un saludo militar con el brazo estirado y vítores a la supremacía blanca”. El Gobierno de Estados Unidos ha socavado muchas veces las democracias de otros países, dando lugar a dictaduras o regímenes militares, como sucedió en Irán, Guatemala, el Congo, Chile… En la actualidad, con una Corte Suprema de mayoría conservadora alineada con Trump, y ante la posibilidad de un Congreso bajo el control de los republicanos trumpistas, solo una ciudadanía activa y comprometida, respaldada por un sólido movimiento popular defensor de la democracia, puede impedir que la autocracia se reinstale en el país. © 2024 Amy Goodman Traducción al español de la columna original en inglés. Edición: Democracy Now! en español, spanish@democracynow.org Amy Goodman es la conductora de Democracy Now!, un noticiero internacional que se emite diariamente en más de 800 emisoras de radio y televisión en inglés y en más de 450 en español. Es co-autora del libro “Los que luchan contra el sistema: Héroes ordinarios en tiempos extraordinarios en Estados Unidos”, editado por Le Monde Diplomatique Cono Sur.…
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Rompiendo la barrera del silencio, por Amy Goodman
1 Adolescentes están muriendo calcinados en Gaza, a menudo en ataques realizados con armas estadounidenses
Amy Goodman y Denis Moynihan En febrero de este año, el joven Sha’ban al-Dalou, un estudiante de la Universidad Al-Azhar de Gaza, lanzó un pedido de ayuda al mundo a través de internet, que comenzaba así: “Hola. Los saludo desde la tienda de campaña en la que estamos viviendo. Soy Sha’ban Ahmad y tengo 19 años. Estudio ingeniería informática. En esta cruel guerra del hambre, [mi familia y yo] hemos tenido que desplazarnos cinco veces hasta el momento. Ahora estamos en el Hospital de los Mártires de Al-Aqsa, en la ciudad de Deir al-Balah, en el centro de la Franja de Gaza. Estoy cuidando a mi familia, ya que soy el mayor. Tengo dos hermanas menores y dos hermanos pequeños, y mis padres”. Hasta la semana pasada y durante más de seis meses, Sha’ban y su familia habían estado viviendo en una carpa, en un campamento improvisado que se había instalado en en el patio del hospital Al-Aqsa, en Gaza. En la madrugada del lunes 14 de octubre, Israel bombardeó el abarrotado campamento, lo que hizo arder muchas de las carpas instaladas allí. La carpa que Sha’ban construyó con sus propias manos se convirtió en su pira funeraria. Un desgarrador video del ataque, que se volvió viral, muestra a Sha’ban en su cama, envuelto en llamas y levantando uno de sus brazos, que aún estaba conectado a una vía intravenosa. La madre del joven también murió calcinada y varios otros miembros de la familia sufrieron quemaduras graves. Faltaban pocos días para el cumpleaños número 20 de Sha’ban. En los días siguientes, su hermano menor, Abdul Ruhman, y su hermana Farah perdieron la vida a causa de las heridas. La muerte de Sha’ban no hace más que acentuar la tragedia que él mismo había narrado en el pedido de ayuda económica que hizo a través de internet: “Estamos viviendo en condiciones muy duras, sin hogar, con poca comida y con una gran escasez de medicamentos. Lo único que nos resguarda del frío glacial es esta carpa que hemos construido nosotros mismos. Lanzo esta campaña [de recolección de fondos] con el propósito de salir de aquí y comenzar una nueva vida en Egipto. Muchas gracias”. En el video se escucha el zumbido de un dron israelí que sobrevuela el lugar, como un recordatorio constante de que ningún lugar es seguro en Gaza. Sha’ban, Abdul y Farah son solo tres de las víctimas que han muerto a manos de Israel en lo que cada vez más se describe como un genocidio. Las estimaciones sobre el número de palestinos que han muerto desde que Israel comenzó su ofensiva contra Gaza, tras el ataque sorpresa que Hamás llevó a cabo en Israel el 7 de octubre de 2023, fluctúan de manera considerable: desde poco más de 42.000 hasta casi 300.000. Por supuesto, nada de esta violencia sería posible sin el apoyo incondicional que Estados Unidos le otorga a Israel, proporcionándole armas por un valor de decenas de miles de millones de dólares, cobertura diplomática y —ahora incluso también— soldados sobre el terreno. El joven periodista gazatí Abubaker Abed vive cerca del lugar donde ocurrió el ataque que se cobró la vida de Sha’ban. Abed compartió con Democracy Now! su reacción ante lo sucedido: “[Sha’ban y yo] teníamos más o menos la misma edad. Él se memorizó el Corán. Yo también me lo memoricé. Él soñaba con terminar sus estudios. Yo también sueño con terminar los míos. El mensaje que queremos dar es muy claro: somos jóvenes que no tenemos nada que ver con esta guerra. […] No tenemos ninguna conexión con Hamás. Pero estamos siendo sometidos a diario a la violencia y la brutalidad, […] que ha continuado sin parar incluso después de conocerse la noticia de la muerte del líder de Hamás [a manos de Israel]. […] ¿Qué más tenemos que soportar para que esta guerra se detenga?”. La organización israelí para los derechos humanos B’Tselem afirmó que la comunidad internacional debe tomar medidas para obligar a Israel a detener su ataque, especialmente tras el nuevo asedio que las fuerzas armadas israelíes están ejerciendo contra el norte del enclave palestino, que ya lleva más de 20 días. Sarit Michaeli, coordinadora de incidencia internacional de B’Tselem, dijo a Democracy Now!: “Esto es una limpieza étnica. […] Todo esto indica que existe un objetivo claro, que es expulsar a la gente del norte de Gaza, vaciar esa zona. […] La semana pasada hicimos un llamamiento a la comunidad internacional para que realmente asuma la responsabilidad de lo que está sucediendo en Gaza. Dijimos claramente que no son solo los gobernantes israelíes los que deben rendir cuentas y afrontar las consecuencias de estos crímenes. La comunidad internacional debe también ser considerada cómplice si Israel sigue adelante y vacía el norte de Gaza de sus habitantes”. Durante la entrevista que mantuvo con Democracy Now!, Michaeli agregó: “El terrible plan [de Israel] incluye acciones que son absoluta y claramente crímenes de guerra y probablemente también podrían considerarse crímenes de lesa humanidad”. Por si estos crímenes no fueran suficientes, Israel también está violando la ley estadounidense, al utilizar armas procedentes de ese país contra una población civil y al impedir de manera directa que los suministros de ayuda humanitaria estadounidense lleguen a quienes están dirigidos. Sin embargo, el Gobierno de Biden no parece dispuesto a poner fin a los implacables e ilegales ataques de Israel contra los palestinos que están atrapados en Gaza. El secretario de Estado de Estados Unidos, Antony Blinken, acaba de finalizar su undécimo viaje a Israel en un año. El 13 de octubre, Blinken y el secretario de Defensa de Estados Unidos, Lloyd Austin, enviaron una carta a las autoridades israelíes en la que advierten que si Israel no aumenta el ingreso de ayuda humanitaria a Gaza “en un plazo de 30 días”, Estados Unidos podría detener el envío de armas a Israel. Josh Paul, exfuncionario del Departamento de Estado de EE.UU. encargado de supervisar las transferencias de armas a otros países, que en octubre de 2023 dimitió en protesta por las políticas de Biden respecto a Gaza, dijo a Democracy Now!: “En ninguna parte de la ley [estadounidense] se establece: 'démosles 30 días para ver si pueden solucionarlo'”. Para Sha’ban y tantos otros palestinos, ya es demasiado tarde. Pero para las personas que aún permanecen con vida en Gaza, incluidas las que fueron tomadas como rehenes, urge que se establezca, sin más demora, un alto el fuego. © 2024 Amy Goodman Traducción al español de la columna original en inglés. Edición: Democracy Now! en español, spanish@democracynow.org Amy Goodman es la conductora de Democracy Now!, un noticiero internacional que se emite diariamente en más de 800 emisoras de radio y televisión en inglés y en más de 450 en español. Es co-autora del libro “Los que luchan contra el sistema: Héroes ordinarios en tiempos extraordinarios en Estados Unidos”, editado por Le Monde Diplomatique Cono Sur.…
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Rompiendo la barrera del silencio, por Amy Goodman
Amy Goodman y Denis Moynihan Los palestinos que viven en Gaza llevan más de un año soportando una persistente ofensiva israelí, que incluye bombardeos, incursiones terrestres con tanques y soldados, disparos de francotiradores, desplazamientos forzados y condiciones de hambre extrema. Drones armados sobrevuelan constantemente el territorio ocupado, como recordatorio de que ningún lugar en Gaza es seguro y que la muerte puede llegar en cualquier momento. Desde que comenzó la ofensiva, ya han muerto más de 42.000 gazatíes. Antes del ataque que Hamás llevó a cabo en el sur de Israel el 7 de octubre de 2023, la Franja de Gaza era considerada “la cárcel a cielo abierto más grande del mundo”. Desde 2006, las fuerzas armadas israelíes mantenían sitiada a la Franja, y a sus 2,3 millones de habitantes atrapados allí en condiciones de pobreza. La mitad de la población de Gaza tiene menos de 18 años y ha vivido toda su vida bajo el asedio de Israel, que les ha privado de un acceso adecuado a agua potable, educación, oportunidades de empleo y una alimentación suficiente, además de restringirle su derecho a la libre circulación. La magnitud de la violencia que Israel, con el pleno apoyo de Estados Unidos, está ejerciendo sobre los palestinos en Gaza no tiene precedentes y es ampliamente considerada como un genocidio en marcha. Uno de los objetivos declarados de Israel ha sido matar al líder de Hamás, Yahya Sinwar, un logro que afirmó haber conseguido el miércoles en Rafah. ¿Aceptará ahora Israel un alto el fuego y volverán a casa los rehenes israelíes retenidos en Gaza? Aparentemente no. El primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, dice que la guerra continuará. Las manifestaciones en Tel Aviv contra Netanyahu, encabezadas por las familias de los rehenes, continúan. Es difícil obtener información sobre la situación en la Franja de Gaza, ya que Israel ha prohibido el ingreso de periodistas extranjeros. Los periodistas palestinos que se encuentran en Gaza han realizado coberturas extraordinarias, pero Israel ha matado a más de 120 de ellos en el último año. Algunos de los mejores testimonios de primera mano sobre los horrores que se viven en el enclave palestino provienen de trabajadores médicos extranjeros. El periódico The New York Times publicó esta semana un artículo de opinión titulado “65 médicos, enfermeros y paramédicos: lo que vimos en Gaza”. El autor del artículo, Feroze Sidhwa, trabajó como voluntario durante dos semanas en el hospital Europeo de Jan Yunis, en Gaza. En un fragmento del artículo, Sidhwa expresa: “Trabajé como cirujano traumatólogo en Gaza del 25 de marzo al 8 de abril. […] Casi todos los días que estuve allí, presencié casos de niños y niñas que habían recibido disparos en la cabeza o el pecho. Prácticamente todos murieron. Trece en total”. El artículo incluye tres imágenes de tomografías computarizadas que muestran la parte superior del cuerpo de diferentes niños palestinos. En cada una de ellas se ve una bala alojada en la cabeza o el cuello. El doctor Sidhwa dijo a Democracy Now!: “Cuando existe un patrón claro —cada vez que un [médico] extranjero ha estado presente en un hospital de Gaza, a lo largo de un año entero, todos los días un niño o niña ha recibido un disparo en la cabeza en una población de dos millones de personas— resulta difícil creer que eso sea una mera coincidencia”. Rajaa Musleh es una mujer palestina que creció en Gaza y trabajó como enfermera en la ciudad de Gaza. En un momento dado quedó atrapada en el hospital Al-Shifa durante más de 40 días. En conversación con Democracy Now!, Musleh contó detalles sobre su experiencia allí: “Recibimos una gran cantidad de personas heridas en el servicio de emergencias y, en la mayoría de los casos, lamentablemente, eran mujeres y niños. […] Muchos niños y niñas venían sin piernas, sin brazos. […] Incluso vi a un padre que traía a sus hijos en dos bolsas”. Musleh describió la culpa que sintió cuando tuvo que dejar de atender a una niña de diez años que estaba agonizando para concentrarse en otros niños que aún tenían posibilidades de sobrevivir: “El 90% del cuerpo [de la niña] estaba quemado. Ella me pidió que me quedara a su lado y le tomara la mano. Nunca podré borrar de mi memoria la sensación de su piel calcinada en mis manos. Hasta el día de hoy me siento culpable por no haber permanecido a su lado en la cama. […] También me sentí culpable cuando me preguntó por su madre, su padre, su hermana y sus hermanos y no le respondí: toda su familia había muerto en el bombardeo contra su casa”. Rajaa continuó: “Nunca olvidaré el haber visto cómo unos perros se comían un cadáver dentro del hospital Al-Shifa, frente al servicio de urgencias”. Netanyahu y su gabinete de guerra están incitando una guerra más amplia y han prometido un ataque inminente contra Irán. Mientras tanto, Estados Unidos ha enviado a Israel un sistema de defensa antimisiles de alta tecnología y 100 soldados estadounidenses para que lo operen. Estados Unidos también lanzó ataques en Yemen esta semana, en los que utilizó bombarderos furtivos B2. Olvidados en medio de la geopolítica —viviendo bajo el sonido de los aviones de combate y el constante flujo de armas de Estados Unidos a Israel— permanecen atrapados en Gaza tanto la población civil palestina, sin un lugar seguro en donde refugiarse, así como los rehenes israelíes que aún permanecen retenidos en el enclave, aparentemente sacrificados por Netanyahu como otro costo colateral de su guerra interminable. Mientras tanto, el cirujano traumatólogo Feroze Sidhwa seguirá contándole al mundo lo que presenció en Gaza: “Personalmente, me gustaría que la población estadounidense pudiera enterarse más sobre lo que pasa cuando un niño o niña recibe un disparo en la cabeza, cuando un niño es desollado por una bomba. Creo que nos haría pensar un poco más sobre lo que hace nuestro país en el mundo”. © 2024 Amy Goodman Traducción al español de la columna original en inglés. Edición: Democracy Now! en español, spanish@democracynow.org Amy Goodman es la conductora de Democracy Now!, un noticiero internacional que se emite diariamente en más de 800 emisoras de radio y televisión en inglés y en más de 450 en español. Es co-autora del libro “Los que luchan contra el sistema: Héroes ordinarios en tiempos extraordinarios en Estados Unidos”, editado por Le Monde Diplomatique Cono Sur.…
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Rompiendo la barrera del silencio, por Amy Goodman
Amy Goodman y Denis Moynihan “Helene” y “Milton” podrían ser los nombres de dos tíos favoritos, pero se han convertido, en cambio, en los nombres de dos huracanes que han dejado muerte y destrucción a su paso y en emblemas del cada vez más grave desastre climático que afecta al planeta. Mientras estas dos tormentas devastadoras azotan Estados Unidos, el país se encuentra inmerso en una campaña electoral histórica, en la que uno de los dos principales partidos políticos está empeñado en difundir mentiras e información errónea sobre la causa de los huracanes y sobre los servicios de respuesta a catástrofes, falsedades que pueden costar vidas. Las comunidades marginadas, como los reclusos y los trabajadores agrícolas, son las que corren mayores riesgos ante los eventos climáticos extremos. Sin embargo, al igual que sucede con el cambio climático en sí, rara vez son mencionadas en la cobertura ininterrumpida de los principales medios de comunicación del país. La lección que nos dejan estos dos huracanes consecutivos es que la emergencia climática es real y nos afecta a todos. Al cierre de esta edición, la población del estado de Florida todavía estaba dimensionando las secuelas del huracán Milton. La tormenta amenazó con devastar Tampa, ya que se pronosticó que el impacto directo de un huracán de categoría 5 sobre esa ciudad de baja altitud podría causar daños superiores a los 230.000 millones de dólares, sin mencionar la pérdida de vidas humanas. Aunque la trayectoria de Milton se apartó ligeramente del peor escenario, las primeras evaluaciones de los daños causados por el huracán siguen dibujando un panorama desolador. A medida que el potente fenómeno meteorológico impulsado por el cambio climático se acercaba a las costas de Florida en el Golfo de México, se emitieron más de 100 advertencias de tornado. Un tornado que tocó tierra en la costa este de Florida, se cobró la vida de al menos cuatro personas. El jueves, los equipos de rescate continuaban revisando entre los escombros en busca de más víctimas. Los científicos hablan cada vez con mayor precisión sobre cómo el calentamiento global, causado por la actividad humana, afecta a los huracanes y otros eventos meteorológicos extremos. Las aguas excepcionalmente cálidas del golfo de México intensificaron la potencia tanto de Helene como de Milton. El Observatorio de la Tierra de la NASA señaló al respecto: “La temperatura de la superficie del mar ayudó a impulsar la rápida intensificación [de Milton] […], con vientos que aumentaron de 128 a 281 kilómetros por hora en 24 horas”. Por su parte, World Weather Attribution, una organización que investiga los vínculos entre el clima y los fenómenos meteorológicos extremos, informó que “el cambio climático está creando condiciones más propicias para el surgimiento de huracanes más potentes, como Helene, que acumulan una mayor cantidad total de precipitaciones y velocidades de viento más intensas”. La organización pronostica también que, como resultado del cambio climático causado por el ser humano, los huracanes serán cada vez más frecuentes —al menos 1,5 veces más probables— y más poderosos. Aunque los estudios científicos son claros y contundentes, algunos republicanos, como el candidato presidencial Donald Trump y la congresista del estado de Georgia Marjorie Taylor Green, han estado difundiendo falsedades con un éxito alarmante. Estas mentiras incluyen, entre otras, que el Gobierno federal está desviando recursos del fondo de respuesta a emergencias hacia las personas migrantes y la reciente declaración de la congresista Greene, quien aseguró que el Gobierno estadounidense está “controlando el clima” para perjudicar a estados gobernados por republicanos. David Wallace-Wells, columnista del periódico The New York Times, dijo a Democracy Now!: “Creo que estamos ingresando en una nueva fase realmente oscura en relación con la crisis climática. […] Muchas personas están optando por encerrarse en pequeñas burbujas de desinformación y paranoia. Y, de alguna manera, eso me asusta incluso más que la propia crisis climática”. Mientras los demagogos distraen, la gente real sigue sufriendo. Al tiempo que las principales cadenas de televisión ofrecían una cobertura ininterrumpida sobre la llegada del huracán Milton, alrededor de 28.000 reclusos de Florida permanecían atrapados en prisiones y celdas. Jordan Martínez, dirigente de la organización Campaign to Fight Toxic Prisons (Campaña contra las prisiones tóxicas), instó a las autoridades a evacuar a las personas encarceladas antes de que llegara el huracán. En conversación con Democracy Now!, Martínez expresó al respecto: “La situación actual que se vive en Florida ha estado caracterizada por una narrativa completamente ficcional y negligente creada por el Departamento Correccional de Florida, así como por oficinas del sheriff de varios condados y autoridades penitenciarias, que afirmaron que las personas encarceladas estaban efectivamente siendo evacuadas. […] Pudimos lograr la evacuación de la cárcel de Orient Road, en el condado de Hillsborough. Pero los condados de Manatee, Lee y Pinellas, así como el de St. Johns, en la costa este, cuyos centros penitenciarios se encuentran en zonas de evacuación obligatoria, dejaron a los reclusos dentro de las cárceles”. El portal periodístico The Intercept informó que, durante el paso del huracán Helene, reclusos del estado de Carolina del Norte permanecieron abandonados en sus celdas sin agua corriente ni electricidad, obligados a beber agua de los inodoros y a guardar sus desechos orgánicos en bolsas de plástico, mientras el personal penitenciario se encontraba evacuado en lugares seguros. La vasta fuerza laboral agrícola de Florida, compuesta en gran parte por migrantes, también enfrenta riesgos extraordinarios ante la llegada de los huracanes, en gran medida, no documentados ni registrados por los medios, como el de la vivienda inadecuada. Gerardo Reyes Chávez es un trabajador agrícola y activista de la Coalición de Trabajadores de Immokalee, en el suroeste de Florida. En conversación con Democracy Now!, Chávez expresó: “Las casas rodantes [de la mayoría de los trabajadores] son muy muy viejas. No son lugares seguros para estar. […] Lamentablemente, las condiciones de vulnerabilidad, especialmente las condiciones de vida, son horribles en la mayoría de las comunidades de trabajadores agrícolas. [Nuestras comunidades están expuestas] a todos los peligros del cambio climático. Tuvimos la suerte de no sufrir un impacto directo esta vez, pero sabemos que otras comunidades están sufriendo y van a necesitar apoyo porque se encuentran actualmente en una situación desesperada. Tomaremos medidas para intentar ayudarlas en todo lo que podamos”. La temporada de huracanes del Atlántico suele durar hasta fines de noviembre. ¿Cuántos huracanes como Helene y Milton, cuántas muertes evitables vinculadas a la crisis climática y cuántos miles de millones de dólares malgastados —no solo aquí, sino en todo el mundo— serán necesarios para que Estados Unidos, el mayor emisor histórico de gases de efecto invernadero, esté a la altura de las circunstancias y se comprometa verdaderamente a abordar esta devastadora emergencia climática? © 2024 Amy Goodman Traducción al español de la columna original en inglés. Edición: Democracy Now! en español, spanish@democracynow.org Amy Goodman es la conductora de Democracy Now!, un noticiero internacional que se emite diariamente en más de 800 emisoras de radio y televisión en inglés y en más de 450 en español. Es co-autora del libro “Los que luchan contra el sistema: Héroes ordinarios en tiempos extraordinarios en Estados Unidos”, editado por Le Monde Diplomatique Cono Sur.…
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Rompiendo la barrera del silencio, por Amy Goodman
Amy Goodman y Denis Moynihan En una de sus obras más destacadas sobre el conflicto entre Israel y Palestina, titulada “El triángulo fatal”, el renombrado intelectual Noam Chomsky escribió: “Desde hace algún tiempo, me he visto obligado a concertar mis conferencias con mucha antelación. A veces se me pide que proporcione un título para una charla planificada con varios años de anticipación. He descubierto que hay un título que siempre funciona: 'La crisis actual en Medio Oriente'. No se puede anticipar con exactitud qué crisis surgirá en el futuro, pero es casi seguro que alguna sucederá”. Aunque Noam, a sus 95 años, se ha apartado de la vida pública, sus declaraciones de hace 35 años siguen siendo sorprendentemente actuales. Solo que ahora, Israel, con el apoyo de Estados Unidos, está avivando las llamas de lo que podría convertirse rápidamente en una guerra mucho más amplia. Un año después del ataque que Hamás llevó a cabo en el sur de Israel, las fuerzas armadas israelíes continúan con sus bombardeos e incursiones militares en la Franja de Gaza y siguen manteniendo un férreo asedio sobre el enclave ocupado. Aquel 7 de octubre de 2023 hubo más de 1.100 muertos en Israel, mientras que el número oficial de víctimas mortales en Gaza desde entonces asciende a casi 42.000, aunque muchos expertos estiman que la cifra de fallecidos es en realidad mucho mayor. La información sobre la matanza en curso en Gaza está siendo en gran medida pasada por alto en este momento, ya que la atención internacional está centrada ahora en el Líbano. Sin embargo, el número de palestinos muertos aumenta día tras día con los incesantes ataques israelíes contra escuelas, edificios residenciales y campamentos de refugiados. Esta semana, en tan solo 24 horas, Israel acabó con la vida de más de 100 personas en Gaza, de las cuales 51, entre ellas 12 menores, murieron en Jan Yunis. La Oficina de Medios del Gobierno de Gaza informó a la agencia de noticias turca Anadolu que, desde octubre de 2023, Israel ha erradicado “del registro civil a 902 familias palestinas completas al matar a todos sus miembros”. La oficina de medios también señaló que las fuerzas armadas israelíes han “exterminado a otras 1.364 familias palestinas, de las cuales solo queda vivo un único miembro, y […] a otras 3.472 familias en las que han matado a todos sus miembros excepto a dos”. Según se informa, Israel ha bombardeado recientemente un orfanato. Sin embargo, en un conflicto que ha dado origen al término “Wounded Child, No Surviving Family” —que en español significa “menor herido, sin familia sobreviviente”—, quizás toda la Franja de Gaza debería ser considerada un orfanato. Mientras tanto, en el Líbano, Israel ha iniciado una incursión terrestre y ha aumentado la intensidad y el alcance de sus ataques aéreos. Esto ocurre después de que las fuerzas armadas israelíes asesinaran la semana pasada al líder de Hizbulá, Hassan Nasrallah, y de que miles de buscapersonas y “walkie-talkies” explotaran de manera repentina en el Líbano, en un ataque coordinado que mató a más de 35 personas y dejó heridas a más de 3.500. Las autoridades libanesas estiman que el número de personas desplazadas ha ascendido a 1,2 millones, en un país de 5,8 millones de habitantes. Según informó la cadena de noticias NBC News, funcionarios de salud libaneses reportaron que, hasta el jueves, 1.300 personas habían muerto en el Líbano a causa de las operaciones militares israelíes. Mientras tanto, Israel informó que ocho de sus soldados murieron en el sur del Líbano en el marco de la operación militar. En respuesta al asesinato de Nasrallah, Irán lanzó unos 180 misiles balísticos contra objetivos militares en Israel, sin que se registraran daños significativos. El nuevo presidente de Irán, Masoud Pezeshkian, expresó tras el ataque: “No nos quedó otra opción que responder. Si Israel decide tomar represalias, se enfrentará a una reacción aún más severa”. Por su parte, el ex primer ministro israelí Naftali Bennett dijo a la cadena de noticias CNN: “Ahora es cuando podemos atacar, porque Irán está completamente vulnerable. Es el momento para atacar a la República Islámica de Irán”. El abogado libanés Nadim Houry, director ejecutivo de la organización Arab Reform Initiative, tiene un consejo sencillo para Israel: “No lo hagan”. En una entrevista que mantuvo desde París con Democracy Now!, Houry expresó al respecto: “No lo hagan. Fracasarán. Han fracasado en el pasado. Sabemos que hay otro camino. Hay dos cuestiones centrales que, mientras no se resuelvan, no habrá paz en Medio Oriente. La primera es la cuestión de Palestina. Y la segunda, es un asunto que ha sido central para la región desde 1979, que es cuál es el lugar legítimo de Irán. […] Para que la región alcance una paz duradera, debemos resolver estas dos cuestiones”. Nadim Houry también habló sobre la invasión estadounidense de Irak en 2003 y la afirmación de Estados Unidos e Israel acerca de que la ocupación de Irak dañaría en última instancia a Irán y cambiaría el panorama de Medio Oriente: “Recuerdo que un Netanyahu más joven decía en ese momento en una audiencia en el Congreso estadounidense: 'Todo va a estar bien. Irán va a perder. Va a haber democracia. Todos nos darán la bienvenida'. Bueno, pues no resultó exactamente así. Sí, Estados Unidos tenía un poder abrumador. Sí, Estados Unidos invadió y ocupó Irak. Pero la ocupación fue un desastre. Y hoy Irán es más fuerte que nunca”. La semana pasada, la coalición de milicias chiíes llamada Resistencia Islámica en Irak atacó con un dron a Eilat, una ciudad del sur de Israel situada en las costas del mar Rojo. Los hutíes de Yemen, respaldados por Irán, dispararon misiles y drones contra Israel. En represalia, Israel bombardeó Yemen. Hamás sigue activo y Hizbulá está combatiendo donde es más fuerte, en su propio terreno. Israel no puede bombardear su camino hacia la paz y, definitivamente, no se le debería permitir hacerlo con armas y municiones proporcionadas por Estados Unidos. Urge establecer un alto el fuego e iniciar negociaciones. Ya no hay más tiempo. © 2024 Amy Goodman Traducción al español de la columna original en inglés. Edición: Democracy Now! en español, spanish@democracynow.org Amy Goodman es la conductora de Democracy Now!, un noticiero internacional que se emite diariamente en más de 800 emisoras de radio y televisión en inglés y en más de 450 en español. Es co-autora del libro “Los que luchan contra el sistema: Héroes ordinarios en tiempos extraordinarios en Estados Unidos”, editado por Le Monde Diplomatique Cono Sur.…
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Rompiendo la barrera del silencio, por Amy Goodman
Amy Goodman y Denis Moynihan Mientras los líderes mundiales se congregan en Nueva York para la Asamblea General de las Naciones Unidas, Israel intensifica sus ataques contra el Líbano y causa la muerte de cientos de civiles y el desplazamiento forzoso de aproximadamente medio millón de personas, al tiempo que se prepara para una posible invasión terrestre de ese país. Numerosos líderes mundiales, al tomar la palabra en la Asamblea General, acusaron a Israel de estar cometiendo un genocidio en Gaza y destacaron la impunidad que goza Israel gracias al blindaje diplomático y el apoyo militar que le otorga Estados Unidos. El presidente Joe Biden enunció una tibia voluntad hacia una solución diplomática en el Líbano en una declaración conjunta emitida con el presidente francés, Emmanuel Macron, en la que los mandatarios expresan: “[Pedimos] un alto el fuego temporal para dar una oportunidad a la diplomacia […]. La declaración que hemos negociado cuenta actualmente con el respaldo de Estados Unidos, Australia, Canadá, la Unión Europea, Francia, Alemania, Italia, Japón, Arabia Saudí, los Emiratos Árabes Unidos, el Reino Unido y Catar”. El ministro de Relaciones Exteriores israelí, Israel Katz, respondió rápidamente en redes sociales: “No habrá alto el fuego en el norte”, al tiempo que el primer ministro de Israel, Benjamín Netanyahu, viajaba a Nueva York para intervenir en la Asamblea General. Si Biden quisiera un alto el fuego, podría comenzar por detener los envíos de armas a Israel. Lara Bitar es jefa de redacción de The Public Source, un medio de comunicación independiente con sede en Beirut. Desde ese ciudad, Bitar habló con Democracy Now! y expresó: “Nadie tiene realmente ninguna esperanza en estos procesos de las Naciones Unidas, ni en las palabras del Gobierno de Biden, ni en las palabras del Gobierno de Netanyahu”. Bitar compartió las observaciones de uno de los reporteros del periódico que está trabajando actualmente en el sur del Líbano: “La gente está muy muy cansada. No pueden dormir más que unos pocos minutos seguidos debido a los incesantes bombardeos de Israel. Los refugios están abarrotados de personas de edad avanzada que han vivido ya muchas masacres y han presenciado de primera mano los horrores perpetrados por el Estado colonial israelí. Una mujer, que tendría unos 80 años y llevaba la llave de su casa como colgante, le dijo que esto no es nada en comparación con lo que han vivido durante las últimas décadas: la invasión israelí de Beirut, en 1982; la primera masacre de Qana, en 1996; la segunda masacre de Qana, en 2006, y tantas otras… […] Para muchas de estas personas que han sido forzadas a dejar sus hogares y cuyas viviendas han sido arrasadas, el apego a su tierra solo se hace cada vez más fuerte”. Israel sostiene que simplemente está tratando de permitir que los ciudadanos israelíes desplazados regresen a sus hogares en el norte de Israel y que, para ello, necesita expulsar a Hizbulá, la principal fuerza militar en el sur del Líbano. Israel y Hizbulá han estado intercambiando ataques transfronterizos desde octubre de 2023. Hizbulá sostiene que sus ataques son en solidaridad con el pueblo de Gaza y que continuarán mientras Israel prosiga con su ofensiva en el enclave palestino. La semana pasada se produjo un impactante ataque en el Líbano, en el que miles de buscapersonas explotaron simultáneamente. Al día siguiente de ese suceso, varios “walkie-talkies” detonaron también de manera repentina. Se cree que Israel está detrás de estos ataques, presumiblemente dirigidos contra personas vinculadas a Hizbulá. Sin embargo, las explosiones fueron indiscriminadas. Un total de 42 personas perdieron la vida en los ataques, incluidos niños, niñas y civiles, y se estima que otras 3.500 resultaron heridas o mutiladas. El alto comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos, Volker Türk, dijo al Consejo de Seguridad: “El derecho internacional humanitario prohíbe el uso de bombas trampa en forma de objetos portátiles aparentemente inofensivos”. Y prosiguió: “Es un crimen de guerra cometer actos de violencia destinados a sembrar el terror entre la población civil”. Incluso el exdirector de la CIA y exsecretario de Defensa de Estados Unidos Leon Panetta calificó los ataques como actos de “terrorismo”. Finalmente, el lunes pasado, Israel lanzó un bombardeo a gran escala sobre el Líbano. Se informa que entre los lugares atacados se encuentran hospitales, ambulancias y escuelas. Hasta el momento, al menos 650 personas han muerto a causa de estos ataques israelíes en el Líbano. Aya Majzoub, directora regional adjunta de Amnistía Internacional para Oriente Medio y el Norte de África, dijo a Democracy Now! desde Beirut: “En un solo día, el lunes, más de 500 personas perdieron la vida [a causa de los bombardeos]. Es una de las cifras más altas de muertes diarias en conflictos bélicos recientes y es superior a la mayoría de las muertes diarias que se registraron en Gaza durante el último año. […] En 2006, la guerra de 33 días entre Hizbulá e Israel causó 1.100 muertes a lo largo de todo el conflicto. Ya hemos alcanzado la mitad de ese número en solo 24 horas. Así que estos números no tienen realmente precedentes”. El Líbano alberga el mayor número de refugiados per cápita del mundo, con 1,5 millones de sirios y más de 250.000 palestinos. La economía del país se ha visto afectada por la guerra, las divisiones políticas y una devastadora explosión en el puerto de Beirut ocurrida en 2020. Mientras tanto, desde la guerra de 2006, Hizbulá se ha fortalecido, ha ganado experiencia de combate en Siria y ha construido un arsenal estimado de 200.000 misiles. El secretario general de la ONU, António Gutteres, advirtió a los líderes mundiales reunidos en la Asamblea General: “El infierno se está desatando en el Líbano. […] El pueblo del Líbano, así como el pueblo de Israel y los pueblos del mundo, no pueden permitirse que el Líbano se convierta en otra Gaza”. © 2024 Amy Goodman Traducción al español de la columna original en inglés. Edición: Democracy Now! en español, spanish@democracynow.org Amy Goodman es la conductora de Democracy Now!, un noticiero internacional que se emite diariamente en más de 800 emisoras de radio y televisión en inglés y en más de 450 en español. Es co-autora del libro “Los que luchan contra el sistema: Héroes ordinarios en tiempos extraordinarios en Estados Unidos”, editado por Le Monde Diplomatique Cono Sur.…
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Rompiendo la barrera del silencio, por Amy Goodman
Amy Goodman y Denis Moyinihan Una serie de amenazas de bomba y de otros ataques ha sembrado el caos en Springfield, una pequeña ciudad del medio oeste de Estados Unidos ubicada en el estado de Ohio, afectando en particular a la comunidad haitiana de la ciudad. Esto ocurre a raíz de las mentiras y comentarios racistas y venenosos que Donald Trump y su compañero de fórmula, el senador de Ohio J.D. Vance, han estado difundiendo sobre la cada vez más numerosa comunidad haitiana que reside legalmente allí. Durante el debate presidencial que se llevó a cabo el 10 de septiembre, Trump afirmó de manera descarada: “En Springfield se están comiendo a los perros. La gente que llegó [a la ciudad] se está comiendo a los gatos. Se están comiendo a las mascotas de la gente que vive allí”. La acusación infundada de Trump está basada en un posteo de Vance, quien, el 9 de septiembre, en la mañana previa al debate, escribió en la red social X: “Meses atrás, planteé la cuestión de los inmigrantes ilegales haitianos que saturan los servicios sociales y, en general, causan caos en toda Springfield, Ohio. Ahora han surgido reportes que muestran que personas que no deberían estar en este país han secuestrado y se han comido las mascotas de algunos vecinos. ¿Dónde está nuestra zar de la frontera?”. El administrador municipal de Springfield, Bryan Heck, declaró al periódico The Wall Street Journal que un miembro del equipo de campaña de Vance lo contactó esa misma mañana para pedir pruebas que confirmen las denuncias de inmigrantes que comen mascotas. Heck expresó: “Les dije que esas acusaciones carecían de fundamento”. Sin embargo, Vance, lejos de eliminar su publicación racista y xenófoba redobló sus ataques. Durante la siguiente semana continuó compartiendo innumerables publicaciones en X que reafirmaban las mentiras y en las que se denigraba a la comunidad haitiana de Springfield. Las acusaciones de Vance, a las que el gobernador de Ohio, el republicano Mike DeWine, calificó de “basura”, alimentaron la retórica racista de Trump, cuya principal estrategia de campaña ha sido demonizar a las personas migrantes. El expresidente prometió esta semana que, si gana las elecciones: “Vamos a tener la mayor deportación en masa en la historia de nuestro país y vamos a empezar con Springfield”. En un acto de campaña que se llevó a cabo en la isla neoyorquina de Long Island, Trump profirió un torrente de mentiras sobre los inmigrantes haitianos de Springfield y expresó: “Llegaron de manera ilegal. Están destruyendo nuestro país. [Así que] vamos a sacarlos de aquí”. En el pasado, Springfield fue una ciudad próspera que albergó a gigantes industriales como International Harvester y la influyente empresa editora de la revista Collier’s, a la que se le atribuye la creación del periodismo de investigación con fines de denuncia y desenmascaramiento del poder. La población de la ciudad descendió de 82.000 habitantes, en 1970, a 58.662, en 2020. Guerline Jozef, directora ejecutiva de la organización Haitian Bridge Alliance, dijo a Democracy Now!: “La ciudad de Springfield estaba en declive. Los haitianos llegaron allí y revitalizaron la economía [local]. Pagan sus impuestos y realmente han contribuido a revitalizar la comunidad de Springfield”. Jamie McGregor, director ejecutivo de McGregor Metal, dijo a la cadena PBS, en respuesta a una pregunta sobre los 30 empleados haitianos que tiene la empresa: “Ojalá tuviera 30 más. Nuestros empleados haitianos vienen a trabajar todos los días. No tienen problemas de consumo de drogas. Se quedan en sus máquinas. Cumplen con los objetivos. Están aquí para trabajar. Y eso representa una gran diferencia respecto a lo que solíamos ver en nuestra comunidad”. Desde que Trump y Vance comenzaron su campaña contra los residentes haitianos de Springfield, la ciudad ha enfrentado una serie de amenazas de bomba, lo que obligó a cerrar temporalmente dos hospitales y a evacuar tanto la sede del Gobierno Municipal como algunas escuelas primarias. Asimismo, dos instituciones universitarias de la ciudad, la Universidad de Wittenberg y el Clark State College, tuvieron que impartir clases de manera virtual debido a las amenazas recibidas. Hubo también amenazas de tiroteos masivos y miembros del grupo neofascista Proud Boys marcharon el sábado pasado por el centro de la ciudad. El gobernador DeWine ha desplegado efectivos de la policía estatal para vigilar la ciudad. En el mitin celebrado en Long Island, Trump anunció que visitará Springfield en algún momento de las próximas dos semanas y dejó entrever que podría no salir vivo de la ciudad: “Es posible que nunca más me vuelvan a ver, pero no pasa nada. Haré lo que tengo que hacer. ’¿Qué le pasó a Trump? Bueno, no salió de Springfield”. Casi todo lo que Trump y Vance han dicho sobre Springfield es mentira, incluso sus comentarios sobre la muerte de Aiden Clark. Aiden, un niño de once años, murió en un accidente de tránsito ocurrido en 2023, en el que un vehículo conducido por un hombre originario de Haití chocó contra el autobús escolar en el que viajaba el menor. En declaraciones públicas, Vance afirmó que el niño fue “asesinado”. El 10 de septiembre, los padres de Aiden hablaron en una audiencia del Concejo Municipal de Springfield. Nathan Clark, el padre, expresó: “Ojalá a mi hijo, Aiden Clark, lo hubiera matado un hombre blanco de 60 años. Apuesto a que nunca pensaron que alguien diría algo así, tan tajante. Pero si hubiera sido un tipo así quien hubiera matado a mi hijo de once años, ese grupo incesante de gente que escupe odio nos dejaría en paz. Lo último que necesitamos es que nos restrieguen en la cara, de forma violenta y constante, el peor día de nuestras vidas. […] Utilizar a Aiden como herramienta política es, por decir lo menos, reprensible; sea cual sea el objetivo político. […] J.D. Vance y Donald Trump han pronunciado el nombre de mi hijo y han usado su muerte para obtener réditos políticos […].Pueden vomitar todo el odio que quieran sobre los inmigrantes ilegales y la crisis fronteriza, e incluso hacer afirmaciones falsas sobre suaves y esponjosas mascotas arrebatadas y devoradas por miembros de la comunidad. Sin embargo, no tienen permitido, ni se les ha permitido nunca, que mencionen a Aiden Clark, de Springfield, Ohio”. Nathan Clark cerró su alocución con un ruego: “Por favor, detengan el odio”. Que esta súplica de un padre afligido sea el mensaje que Springfield transmita al mundo. © 2024 Amy Goodman Traducción al español de la columna original en inglés. Edición: Democracy Now! en español, spanish@democracynow.org Amy Goodman es la conductora de Democracy Now!, un noticiero internacional que se emite diariamente en más de 800 emisoras de radio y televisión en inglés y en más de 450 en español. Es co-autora del libro “Los que luchan contra el sistema: Héroes ordinarios en tiempos extraordinarios en Estados Unidos”, editado por Le Monde Diplomatique Cono Sur.…
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Rompiendo la barrera del silencio, por Amy Goodman
Amy Goodman y Denis Moynihan Un enorme huracán en el estado de Luisiana, incendios forestales en California y Grecia, inundaciones y deslizamientos de tierra en el sudeste asiático: los impactos cada vez más devastadores de la emergencia climática se hacen sentir por todo el mundo. Solo los negacionistas del cambio climático más empedernidos rechazan la evidencia científica que señala que la actividad humana es la responsable de esos desastres. Negociaciones formales para abordar la crisis están en marcha, pero no se están llevando a cabo con la suficiente rapidez. El planeta está en un punto de inflexión, al borde de una catástrofe climática acelerada por una cadena de retroalimentación cíclica irreversible. Los activistas ambientales se manifiestan cada vez con más frecuencia a través de protestas de acción directa no violenta para exigir cambios. Muchos se enfrentan a procesos judiciales, penas de prisión, agresiones violentas e, incluso, la muerte en represalia. Nonhle Mbuthuma, una activista ambiental sudafricana ganadora del premio Goldman 2024, escribió el prólogo del nuevo informe elaborado por Global Witness, titulado “Voces silenciadas: la violencia contra las personas defensoras de la tierra y el medioambiente”. En el inicio del prólogo, Mbuthuma expresa: “Hoy me toca a mí, como defensora, presionar a las élites del poder para que tomen medidas radicales que nos alejen de los combustibles fósiles y nos lleven a sistemas que beneficien a toda la sociedad”. Global Witness es una organización no gubernamental internacional que investiga y expone los abusos contra el medioambiente y los derechos humanos en las industrias extractivas, como las de la minería y los combustibles fósiles, así como los fuertes nexos políticos y financieros relacionados con esos abusos. Este último informe de la organización detalla los asesinatos y desapariciones de personas defensoras de la tierra que tuvieron lugar en 2023 y revela que 196 activistas ambientales perdieron la vida durante ese año alrededor del mundo. Laura Furones, asesora de la campaña de las personas defensoras de la tierra y el medioambiente de Global Witness, dijo a Democracy Now!: “Por desgracia, 2023 fue otro año atroz para quienes defienden sus tierras y el medioambiente. […] Estamos viendo niveles de violencia sin precedentes en todo el mundo, que ocurren cada vez con más frecuencia. Realmente tememos que esto se intensifique a medida que las consecuencias de la crisis climática se hagan más evidentes”. En 2023, más del 70% de los asesinatos se concentraron en cuatro países: Brasil, Colombia, Honduras y México. Colombia encabeza la lista como el país más letal para quienes se movilizan en defensa de la tierra y el medioambiente, actividad que le costó la vida a al menos 79 personas, lo que representa el 40% del total de muertes reportadas. Durante la entrevista que mantuvo con Democracy Now!, Furones agregó: “El caso de Colombia es particularmente trágico. […] Si revisamos todos los datos históricos que Global Witness ha recopilado desde que empezamos a registrar casos en 2012, vemos que Colombia es el país que siempre lidera la lista. Estamos hablando de gente de las comunidades indígenas Nasa y Nahua, y de otros pueblos originarios. La mitad de las personas defensoras de la tierra que han sido asesinadas en Colombia y, de hecho, el 49% de los activistas ambientales que han perdido la vida a nivel mundial, provienen de pueblos indígenas y comunidades afrodescendientes”. Furones explicó al respecto: “Esto no es una coincidencia. […] La ciencia nos dice muy claramente que los pueblos indígenas son especialmente buenos a la hora de proteger las tierras en las que viven. Por eso, los cada vez más escasos recursos naturales del planeta, que seguimos extrayendo, continúan ubicándose en tierras indígenas”. La minería es, por lejos, la industria más vinculada a asesinatos y desapariciones de defensores de la tierra, y la mitad de esas muertes vinculadas al sector sucedieron en América Latina. Sin embargo, como informa Global Witness, los activistas por la justicia climática y el medioambiente también corren grandes riesgos en África y Asia. El informe de Global Witness incluye una muerte de una persona defensora de la tierra en Estados Unidos en 2023. Se trata de Manuel Esteban Terán, de 26 años, a quien llamaban Tortuguita. Tortuguita murió a manos de la policía tras recibir 57 impactos de bala mientras protestaba de manera pacífica contra la construcción del centro de capacitación policial conocido como “Cop City” en la ciudad de Atlanta, estado de Georgia, un proyecto valuado en decenas de millones de dólares. Hasta el momento, ningún policía ha sido imputado por la muerte de Tortuguita. Aunque las muertes de defensores de la tierra son poco comunes en Estados Unidos, los activistas ambientales en Europa occidental y América del Norte enfrentan juicios y severas condenas por participar en movilizaciones pacíficas. Linda Lakhdir, directora jurídica de la organización Climate Rights International, dijo a Democracy Now!: “En varios de estos países democráticos y ricos, las sentencias que se están aplicando a quienes se movilizan contra el cambio climático están alcanzando niveles extremadamente represivos. Se están imponiendo penas de prisión muy largas. Hay personas que están bajo prisión preventiva para evitar que asistan a las protestas. Emplean cañones de agua para dispersar a las personas que se manifiestan de manera pacífica y utilizan dolorosos métodos, como el llamado “pain grip” o “torcedura de muñecas”, para inmovilizarlos. Es realmente sorprendente cómo estos países, que se presentan como emblemas del Estado de derecho, están reprimiendo lo que son, básicamente, acciones de protesta pacíficas”. Climate Rights International investiga las consecuencias del cambio climático para los derechos humanos, como expone en detalle el nuevo informe de la organización, titulado “En la cuerda floja: respuestas desproporcionadas a manifestantes contra el cambio climático en los países democráticos”. La próxima Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático, denominada COP29, se llevará a cabo en noviembre en Bakú, la capital de Azerbaiyán. Al igual que muchas cumbres climáticas anteriores, esta se celebrará en un petro-Estado dictatorial donde las protestas están prohibidas y no existe derecho a la libertad de expresión. El tiempo apremia y es fundamental avanzar con decisión en todos los frentes para prevenir los peores impactos de la crisis climática. Quienes lideran el movimiento por un futuro sostenible deberían ser elogiados, no perseguidos. © 2024 Amy Goodman Traducción al español de la columna original en inglés. Edición: Democracy Now! en español, spanish@democracynow.org Amy Goodman es la conductora de Democracy Now!, un noticiero internacional que se emite diariamente en más de 800 emisoras de radio y televisión en inglés y en más de 450 en español. Es co-autora del libro “Los que luchan contra el sistema: Héroes ordinarios en tiempos extraordinarios en Estados Unidos”, editado por Le Monde Diplomatique Cono Sur.…
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