Reseña: X-Men Dark Phoenix

Capitán Pada y sus Monitos

Este contenido incluye spoilers @eseauto IG elinstadepada galgodromo.com @pistagalgodromo en Twitter y en Facebook Desde que mi amigo y compañero de radio, Jair Cardoso, usó al fútbol para describir “Dark Phoenix” no he podido pensar en otra relación más acertada, por lo que seguiré con la misma comparación. Imaginen el último partido de la jornada regular. Sabes que no hay manera de calificar a la liguilla (término como se le conoce en el fútbol mexicano a la fase de eliminatorias). Pero eso no es todo: ya se hizo oficial que el equipo cambiará de dueños para la siguiente temporada. Y difícilmente mantendrán al mismo personal. Habrá quienes siempre sacan la casta hasta en el último minuto. Habrá quienes ya están pensando en qué van a hacer el próximo lunes. “Dark Phoenix” tuvo todas las de perder. Y lo consiguió. Al MCU (Mutant Cinematic Universe) que creó la 20th Century Fox y que comenzó en el año 2000, hay mucho qué agradecerle, más no la despedida. Los pecados que comete ”Dark Phoenix” son traicionar lo que se había planteado en esta nueva encarnación de los mutantes de Marvel. Tan sólo miremos su antecesora: “X-men Apocalypse”, en la cual Jean Grey ya mostraba tener poderes que se manifestaban a través de un ave de fuego y en ésta última película nos dicen que acaba de adquirirlos. La misma “Apocalypse” nos dejó ver adaptaciones de algunos de los trajes que los X-men mostrados han utilizado en los cómics. Y nada de ésto se ve reflejado en ésta secuela. No me hagan hablar de la personalidad que tiene Xavier en ésta última entrega. No hay manera de creer que éste mismo personaje va a crecer y a convertirse en la versión de Patrick Stewart. Si los cambios se debieron a las pocas expectativas que la mencionada “Apocalypse” dejó, entonces podría comprenderse, pero “Dark Phoenix” como producto único también se traiciona, al no explicar, por ejemplo, cómo es que Jean Grey sobrevive prácticamente ilesa del accidente automovilístico, o qué, o quiénes, son éstos extraterrestres que al parecer su única gracia es tener todos los superpoderes que el escritor Simon Kinberg iba recordando al vuelo. Superfuerza? Va. Cambiar de apariencia? Va. El que nos falte? También va. Escritor que también hizo su debut como director para ésta cinta, y que, según sus propias palabras, se sentía confiado para ocupar ésta silla debido a su experiencia e involucramiento como productor y escritor de pasadas entregas del universo cinematográfico mutante. Nada en contra de apoyar a un director debutante, pero ésta, no es una historia de éxito. Como no lo fue su primera versión que hizo sobre la Saga de Fénix Obscura de los cómics, pues sí, el también fue el escrito de la película X-Men: The Last Stand Y quizás cuando les diga que Kinberg fue el mismo escritor de la más reciente película de los Cuatro Fantásticos, ajá, la del 2015, entonces ustedes me dirán que por qué no comencé por ahí. Pero ¿saben? Por lo menos en Fantastic Four se atrevió a algo. Que el resultado no haya sido el esperado, es otra cosa. La peor decepción de “Dark Phoenix” es que no propone nada. Es que no hay manera de extraer alguna situación, alguna secuencia o alguna innovación y quedarse únicamente con ello. Prefirieron, por ejemplo, repetir el mismo gag con Quicksilver que, en “Days of Future Past”, nos sacó una sonrisa, que en “Apocalypse” fue igual sólo que ligeramente más grande, y que para éstas alturas, ya no nos provoca ningún sentimiento...como el resto de la película, pues. Para cerrar como comencé, con una expresión típica futbolera: desafortunadamente X-Men Dark Phoenix, se muere de nada. Si quieren conocer los easter eggs y referencias de la película, entonces consulten esta reseña en su versión podcast, aquí mismo.